El pintor del bulevar Panteón retrata la vida con trazos de luces y sombras

21 febrero, 2017

Willides Pérez se define como un buscador de la verdad en el amor

 Texto: Renny Marrero / Foto: Karina Gutierrez / Prensa IABNSB

»Pintar es el motor que me permite vivir, esta es la razón de mi existencia, si no fuera pintor quizá ya no estaría vivo»   W.P.

 

Historias locales

Maracucho de corazón pero colombiano de nacimiento, Wilides Pérez llegó a suelo marabino a los 6 años, y como diría Alí Primera, desde esa edad »aprendió a amar los colores y con amor supo pintar». Agregó una L más a su nombre para hacerlo aún más llamativo, practicó béisbol y fútbol como aficiones juveniles, aunque confiesa que no era muy talentoso con los deportes, amante de la pelota criolla y fanático de las Águilas del Zulia, cuando su equipo es eliminado no sigue disfrutando la temporada. Desde hace 12 años es vecino de la parroquia San José y de la Biblioteca Nacional.

Armado de caballete, pinceles y lápices, le encontramos apostado a mitad del bulevar Panteón, donde se dedica a retratar la vida, ofreciendo sus trazos a aquellos que desean inmortalizar un momento especial o la imagen de algún ser querido. Su sonrisa es amplía y su personalidad bastante compleja, quien le conoce tan dicharachero y bromista, no sospecharía que es Testigo de Jehová, fe religiosa que abrazó hace 10 años. Willides se define como un buscador de la verdad en el amor.

 

»El arte es mi pasión»

Al momento de acercarnos a realizar la entrevista estaba atendiendo a un cliente, trabajaba en el retrato de una señora mayor (posiblemente la abuela del joven que había contratado su servicio) a quien le explica detalles sobre el trabajo que realizará, y este parte alegre, asegurando que luego traerá otra fotografía para que el artista  le realice el retrato de un amigo fallecido hace algún tiempo. »Pero quiero que en el cuadro aparezca con su uniforme militar, ¿usted puede hacer eso?» y el artista responde cortésmente que sí, detallando como realizar el pedido, a continuación nos atiende y comenzamos a conocer más detalles sobre su vida y labor.

El hombre de la doble LL en la rúbrica, nos relata que se inició en la pintura desde los 6 años en Maracaibo, a donde su madre lo trajo desde la hermana República de Colombia, fue junto a un amiguito de infancia llamado Gregorio que comenzó a dibujar, este interés por los trazos le llevó a estudiar pintura en varias escuelas de arte, al mudarse a Caracas ingresa al estudio de artes »Sancho», ubicado en la esquina Puente Trinidad, dirigida por el famoso caricaturista Carlos Galindo, cuyo apodo da nombre a dicha escuela, luego ingresa a la »Higuera Jiménez », en el Pasaje Zingg, donde se graduó como dibujante.

Afirma que su fuerte es el retrato, aunque también realiza paisajismos. »La figura humana, su anatomía me apasiona, dibujarla me fascina, me deleito al hacer un retrato, en mis inicios como retratista, la parte que me resultó más difícil del rostro humano fue la nariz, porque al pintarla hay que saber darle volumen y profundidad, con estudio y practica constante fue que pude dominar ese detalle».

Se ha realizado pocos autoretratos, »nunca me siento conforme con lo que hago, busco perfeccionar mi técnica cada día». No tiene hijos, pero dio clases de pintura a varios de sus sobrinos con el ánimo de transmitirles el conocimiento artístico, también enseñó en la Escuela Politécnica de Dibujo, admira la obra de Arturo Michelena por su realismo, »Miranda en la Carraca es una obra impresionante», expresa mientras comenta acerca de los rasgos pictóricos de la mencionada pintura.

Le gustan las tonalidades fuertes, por ello se inclina más por el carboncillo, técnica que utiliza en el retrato que elabora actualmente, »el blanco y negro se trabaja con grafito, carboncillo o aguada, que es tinta china mezclada con agua, el retrato también se puede trabajar con chimó para lograr un tono sepia, o con la sanguina que es una tonalidad color ladrillo de hermosos matices, todo ello en cuanto a la monocromía, es decir utilización de un solo color en una obra», explica el pintor.

Entre sus anécdotas recuerda haberle realizado un retrato a la hoy primera combatiente, Cilia Flores de Maduro, la pintura fue un encargo de Lina Ron, con quien el pintor tuvo una gran amistad. »Lina me encargó esa pintura para obsequiársela a Cilia, por petición suya le hice retratos a Isaías Rodríguez y a otros personajes de la política, a Lina también la retraté en varias oportunidades», nos refiere mientras nos enseña la foto de una de las pinturas que le realizara a la líder revolucionaria, fallecida en el año 2005.

 

Buscando a Dios

»Pintar es el motor que me permite vivir, esta es la razón de mi existencia, si no fuera pintor quizá ya no estaría vivo», dice notablemente  emocionado, al recordar que hace tres años perdió a su madre. »Es un dolor terrible, una gran ausencia imposible de llenar, por eso a veces me deprimo, pero le pido fortaleza a Jehová y me aferro a él y a mi pasión que es el arte», confiesa mientras comparte una bella estampa familiar de su niñez, en la que inmortalizó a su madre y a sus dos hermanos a través de la pintura.

Su vida ha transcurrido entre el arte y la fe; además de la pintura le apasiona el teatro, llegó a participar en varias piezas sobre las tablas, entre ellas »Idilio ejemplar», »Salto atrás» y »SN», montaje de Santos Camargo que presentaron durante 15 días en el teatro Municipal, también trabajó en Radio Rumbos haciendo efectos de sonido en las radio novelas, de esas vivencias en el mundo de la actuación presenció momentos propios de la vida de los artistas, que aunque no condena reconoce que no son propicios a Dios, fue católico pero comenzó a cuestionar algunos procederes de dicha religión y finalmente se encontró con los Testigos de Jehová, donde halló consuelo y tierra firme para plantar las semillas de su fe.

Le gusta la lectura, visita cada cierto tiempo la Biblioteca Nacional y afirma que es un sitio en el que se puede relajar, leer y estudiar con calma, principalmente temas científicos; ya que asegura que la ciencia, lejos de refutar la existencia del creador la confirma, »busco a Dios en el amor y sé que él es la verdad».

Los interesados en el trabajo artístico de Willides Pérez deben llevarle una fotografía de la imagen a retratar, la elaboración del retrato dura aproximadamente dos días, dependiendo de la complejidad de lo que pida el cliente, y su costo varía según la cantidad de personas a retratar. Para el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas IABNSB, es grato compartir parte de la vida de este artista plástico, dedicado a retratar la vida que transcurre por nuestro bulevar Panteón, y lo reconocemos como parte de nuestras Historias locales.

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