Teresa nuestra

26 abril, 2016

26 Abril 2016

Texto: Jufany Toledo / Fotos: Ronald Montaño/ Prensa IABN

Si bien la UNESCO declara el 23 de abril como el día mundial del libro; a objeto de rendir homenaje a grandes personajes de la literatura universal como Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega, quienes fallecieron ese día en 1616; cabe resaltar que ese mismo día, pero en 1936, fallece en Madrid, España, nuestra gran escritora Teresa de la Parra, quien fortuitamente había nacido en París, Francia, el 5 de octubre de 1889.

Sin embargo, Teresa siempre se sintió y se asumió como venezolana. La mayor parte de su corta vida transcurrió en Europa, donde recibió la influencia de connotados escritores europeos como Flaubert, Maupassant y Stendhal, entre otros; pero su estancia en la hacienda familiar “Tazón” a las afueras de Caracas y posteriormente las vivencias en la casa colonial, entre las esquinas de Torre y Veroes, fueron un referente en sus escritos, con marcado acento autobiográfico.

Aunque usó adecuada y estilizadamente el lenguaje en sus novelas, sentía una gran fascinación por el habla coloquial caraqueña; y siempre recopilaba los diversos modismos que luego utilizaba como recursos, al momento de historiar y poner a hablar a sus personajes. Tal vez la sencillez de su escritura y un estilo fresco y pulcro, alejada de falsas poses, la llevaron a convertirse en una de las más connotadas escritoras latinoamericanas.

Ana Teresa Parra Sanojo fue su verdadero nombre, que inicialmente ocultó bajo el seudónimo de “Fru-Fru”, al iniciar en 1915 su carrera como escritora de relatos y cuentos fantásticos que publicaba en diversos medios de comunicación; ya que en esa época escribir no era asunto de señoritas; y Teresa fue una mujer decididamente irreverente y adelantada a su tiempo; años después, publicó sus dos novelas “Ifigenia” (1924) y “Memorias de Mamá Blanca” (1929), bajo el nuevo seudónimo de Teresa de La Parra.

La fama de nuestra Teresa no se hizo esperar, sus novelas se publicaron y conocieron primero en Europa y fueron traducidas a varios idiomas. Fue invitada a Bogotá, Nueva York y La Habana a dictar conferencias magistrales, en donde el tema de la emancipación de la mujer resultaba una constante.

Teresa no alcanzó a escribir su autobiografía, pero muchos investigadores se han dado a la tarea de reconstruir su vida y su cronología, a partir de la riqueza de sus cartas y los testimonios de quienes la conocieron. Muchos de esos manuscritos fueron donados a la Biblioteca Nacional de Venezuela, allí se preservan en la sala de Libros Raros y Manuscritos junto con una colección de obras planas en el Archivo Audiovisual de Venezuela.

Velia Bosch, Douglas Bohórquez y Louis Antoine Lemaítre, son algunos de los autores que han recreado su vida, cuyos libros, junto a los escritos por la propia Teresa de la Parra, se encuentran en la colección Bibliográfica General. El mejor homenaje, al cumplirse 80 años de su partida, es releer a nuestra Teresa. Reconocerla en el Día Mundial del Libro.

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