Ramón Díaz Sánchez y »la fiebre del oro negro»
14 agosto, 2017
Su obra describió los avatares de la explotación petrolera en Venezuela
Texto:Renny Marrero/Foto:Archivo/Prensa IABNSB 14/08/2017
«Cae una fina lluvia de petróleo que cubre todas las cosas con una capa de grasa negra».
RDS
Tal día como hoy, 14 de agosto pero de 1903 nació en Puerto Cabello Ramón Eugenio Díaz Sánchez, hijo de Ramón C. Díaz y Rosario Sánchez, quien se convertiría en destacado escritor, narrador, político e historiador dedicando gran parte de su obra escrita al fenómeno de la explotación petrolera en nuestro país, y las consecuencias sociológicas que esta trajo consigo, novelas como Mene y Cumboto son reconocidos títulos de este autor cuyo contenido intensamente social revela los avatares de un país que se debatía entre la fiebre del oro negro y el abandono del campo en éxodo a las ciudades petroleras.
Una vida de tinta y papel
Antes de dedicarse de lleno al mundo de las letras fue mecánico y pintor de carteles cinematográficos, se casó dos veces, la primera en 1929 con Rosa Flores, su novia de adolescencia con quien tuvo a su primera hija Hilda, la segunda vez que contrajo nupcias fue en 1958 con la escritora Isabel Jiménez Arráiz a quien apodara “La Capitana”, de esta unión nacería su segunda hija, Milagros.
Hablar de Ramón Díaz Sánchez es hablar no sólo de un gran novelista sino de un autodidacta, parece mentira pero sólo alcanzó a sacar el cuarto grado de educación básica en la escuela formal, el resto de su basta formación la emprendió desde la lectura, la curiosidad y una constante búsqueda de saberes, así se formó este hombre de las letras que fundó por iniciativa propia grupos literarios como Seremos en 1928 en Maracaibo ciudad en la que comenzó a ejercer el periodismo en publicaciones como El Excélsior y La Hora Literaria a partir de 1920. Colaboró activamente redactando artículos para diarios y revistas como Ahora, Fantoches ( humorístico), El Heraldo, El Universal y El Nacional.
Sus inquietudes sociales le llevaron a destacar en el ámbito político, fue un acérrimo opositor a la dictadura de Juan Vicente Gómez, debido a ello fue encarcelado en el Castillo de San Carlos entre 1928 y 1929, durante este injusto presidio aprende dos idiomas, el inglés y francés.
Una vez desaparecido el Gomecismo Díaz Sánchez desempeñó distintos cargos como el de jefe de Publicaciones del Ministerio de Agricultura entre 1939 y 1940; posteriormente fue director de la Oficina Nacional de Prensa de 1942 a 1944, también fue juez municipal en Cabimas, diputado nacional de 1942 a 1946 y director de Cultura en el Ministerio de Educación Nacional, su loable labor en lo periodístico le fue reconocida al recibir el Premio Nacional de Literatura en 1952, ese mismo año fue designado miembro de la Academia Venezolana de la Lengua y seis años después, de la Academia Nacional de la Historia; a él se debe además la realización del tercer Congreso de Prensa Interamericana.
Ramón Díaz Sánchez murió el 8 de noviembre de 1968 a los 65 años de edad en Caracas en su casa, una quinta a la que bautizó como »La milagrosa» ubicada en la calle H de la urbanización El Paraíso, ha sido merecedor de numerosos honores póstumos entre ellos el bautizo en 1974 de la institución educativa »Ciclo Básico Ramón Díaz Sánchez» (hoy Unidad Educativa Nacional Ramón Díaz Sánchez) en la parroquia Caricuao, inaugurada personalmente por el entonces Presidente de la República Rafael Caldera. El periodista Asdrúbal González quien le conoció en su natal Puerto Cabello recogió la biografía de este autor en un trabajo titulado »Recuerdos de Ramón Díaz Sánchez» en el que especifica interesantes aspectos poco conocidos sobre el polifacético personaje.
En 2009 fue publicado un diario que el insigne escritor llevó durante 17 años de su vida y en el que recogió vivencias, ideario y proyectos bibliográficos, en alguna de sus páginas plasmó: “Hay que luchar, la felicidad no se recibe como un regalo, hay que conquistarla; por fortuna mi propia vida es el mejor ejemplo, lo que soy no es el producto de una herencia, no me ha sido dado graciosamente, lo que soy es obra de mi esfuerzo”. Su compromiso con la redención social de los más desprotegidos a sí como la denuncia en clave de novela y la magistral descripción de nuestras tradiciones le convirtieron en un referente de la venezolaneidad y su rica interculturalidad.
Su obra: Petróleo y sudor negro
La pluma de Ramón Díaz Sánchez se paseó con destreza y soltura por tres géneros literarios de gran complejidad: el cuento, la historia y la novela; en sus cuentos recogidos en las antologías tituladas Caminos del amanecer (1941) y La Virgen no tiene cara y otros cuentos (1951), como en sus novelas el conflicto social ocupó un papel preponderante, su faceta de historiador está representada por los ensayos Guzmán, elipse de una ambición de poder (1950)y Teresa de la Parra (1954), Bolívar el Caraqueño, Biografía de El Libertador y Evolución de la historiografía Venezolana dedicados al estudio de la biografía de estos importantes personajes de la vida política y cultural de Venezuela.
Pero fue el genero novela el que le daría a este prolífico escritor un sitial de honor en la narrativa venezolana, en ellas el drama social, la pobreza y la explotación sufrida por los más humildes, evidencian una lucha de clases desarrollada tras los bastidores de una bonanza petrolera que no fue tal para las masas empobrecidas sometidas por el yugo de los poderosos nacionales y extranjeros; las anteriormente nombradas Mene y Cumboto, junto a El sacrificio del padre Renato (1926) Casandra(1957) y Borburata (1960) representan el legado bibliográfico más apreciado de este autor, en ellas puede apreciarse la visión que sobre estos delicados temas tuvo el escritor, a continuación ofrecemos un pequeño comentario de sus más destacadas obras :
Mene (1936) En ella se describe la aparición del petróleo y el impacto que este descubrimiento ocasionó en las zonas rurales de nuestro país las cuales fueron progresivamente abandonadas en búsqueda de la promesa del desarrollo que la explotación del mineral ofrecía, se le considera la mejor de sus obras, en ella introduce la imagen de las transnacionales petroleras y el impacto que estas tuvieron en regiones especificas como la costa norte oriental del Lago de Maracaibo despertando ambiciones y venganzas, traiciones y bajas pasiones en sus habitantes.
Cumboto (1950) Es una novela costumbrista que recrea la Venezuela de finales del siglo XIX y principios del XX relatada por un criado negro descendiente de esclavos, en ella se denuncia el racismo y la segregación como parte de un sistema de explotación y marginalización de los obreros cuya mano de obra hizo posible la explotación agrícola cacaotera y cafetalera en la hacienda que da titulo al relato, la descripción de los paisajes así como la psiquis de sus personajes le convierten en un libro apasionante, desde http://laantiguabiblos.blogspot.com/2014/05/cumboto-ramon-diaz-sanchez.html puede descargarse en formato digital.
Casandra (1957) Representa un extraordinario caso de intertextualidad planteado por el autor pues en ella retrotrae a la trama actual un personaje que presenta como descendiente de un personaje de Mene, su primera novela, además se incluye como narrador protagonista al presentar un dialogo en que desarrolla el argumento en que vuelve al tema petrolero.
Borburata(1960) Su trama gira en torno al auge y caída de la siembra del cacao y el café, la narración parte del relato de Natividad una mujer que ve discurrir los tiempos de cambio entre las dos eras económicas que signaron el destino del país: la Venezuela agrícola dando paso a la petrolera.
Al cumplirse 114 años del nacimiento de este gran escritor invitamos a visitar nuestra colección bibliográfica general y conocer su testamento literario, legado socio histórico en que podremos reconocer muchos de los males y bondades que debemos a ese oscuro objeto del deseo llamado petróleo cuyo subterráneo fluir va sin duda íntimamente ligado al transcurrir de nuestra historia.