Elí Galindo: pasión y tradición poética

13 septiembre, 2017

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Sumergirse a su poesía, facilita percibir el clima poético que el autor construía a la hora de plasmar sus versos

Texto: Fabiola Cesin/ Fotografía: Yusero Yaguas/ Prensa BNV

En la población más antigua del estado Aragua, San Sebastian de los Reyes, nació un 13 de septiembre de 1947 Elí Galindo, quien en vida se dedicó a enriquecer la poesía venezolana, colaborar con las más importantes publicaciones periódicas del país, además de ejercer con vocación y profesionalismo la docencia en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Este comprometido literario, formó parte de la generación de los 70 junto a Eleazar León, Hanni Ossot, María Palacios, Alejandro Oliveros y David Gutiérrez, entre otros. Debido a sus capacidades en el mundo literario para el año 1985, recibió el premio internacional de la revista Poesía de la Universidad de Carabobo; dos años más tarde se le fue otorgado el galardón del premio Conac de Poesía Francisco Lazo Martí (1987).

Sumergirse a la poesía de Elí Galindo, facilita percibir el clima poético que el autor construía a la hora de plasmar sus versos, este insigne venezolano, utilizó recursos como la comedia, la polifonía, y la imaginación, con el propósito de afianzar los valores nacionales. A través de su obra San Baudelaire, puso en manos de los lectores una visión diferente de temas poco aceptados, como la muerte y la soledad.

Entre otro de los aspectos más curiosos del autor se encuentra la utilización de recursos metafóricos, para maquillar la cruda realidad, en ese sentido, se puede asegurar que en el ámbito literario, es reconocido como el letrado que supo mantener e imponer su tradición literaria.

Sus inquietudes intelectuales lo condujeron a incorporarse a la agrupación conocida como la Pandilla de Lautréamont, donde a finales de los años 70, pudo codearse con Caupolicán Ovalles, Luis Camilo Guevara, el Chino Víctor Valera Mora, William Osuna, Enrique Hernández D’Jesús y Luis Sutherland.

Su libro San Baudelaire, recoge la corta, pero densa obra poética del autor, entre ellas: Los viajes del barco fantasma, Ruido de las esferas, y el poemario inédito Las estrellas fugaces me ponen ebrio, con este último, recibió el premio municipal de Literatura “Manuel Díaz Rodríguez” del concejo municipal del Distrito Sucre (1974).

Durante su faceta de redactor, trabajó en la revista Nacional de Cultura, dejando a disposición de los usuarios un amplio archivo de artículos y reseñas biográficas de autores venezolanos. Otro de los roles que desempeñó con excelencia fue su participación como miembro del Fondo Editorial Orlando Araujo de la Federación de Escritores de Venezuela, donde promovió la obra de valores nacionales y coordinó la edición del libro La casa en la poesía venezolana del siglo XX, publicado en el año 1993.

Como herencia nos dejó en sus versos, su experiencia de vida, y el legado inmortal de que el poeta a través de sus creaciones, siembra conciencia a las nuevas generaciones lectoras, este artista se despidió del mundo terrenal el 13 de febrero del 2006.

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