¡Epa Isidoro! Recordando la Caracas de antaño

27 octubre, 2017

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Leopoldo Gutiérrez nos recordó a un icónico personaje capitalino

Texto:Renny Marrero/Foto:Ronald Montaño/Prensa IABNSB 27/10/2017

Con un emotivo conversatorio presentado en la sala Hugo Chávez ubicada en el nivel AP1 del cuerpo de servicios del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas IABNSB se recordó a la Caracas de antaño y a uno de sus icónico personajes: Isidoro el último cochero; el historiador e investigador Leopoldo Gutiérrez, fue el encargado de llevar las riendas en este paseo por las calles, costumbres y cultura de la otrora ciudad de los techos rojos.

La actividad fue moderada por la también historiadora Yajaira Hernández, quien refirió que en el marco de los 450 años de Caracas cumplidos el pasado 25 de julio el IABNSB se ha propuesto recordar la historia de sus calles, esquinas y personajes, »Debemos valorar no solo la historia oficial o ya escrita sino aquella de la que somos testigos y parte, esa que escriben personas de a pie, mujeres y hombres que nos dan identidad día a día» expresó.

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También señaló que además de Isidoro se trabaja en la reconstrucción y divulgación de la vida y obra de personajes como Apascacio Mata, el policía modelo de la esquina de Sociedad emblema de la puntualidad y el respeto por las leyes cuyo comportamiento ejemplar le convirtió en una celebridad local que traspasó frontera, fue compañero protocolar de dos Miss universo Irene Sáez y Maritza Sayalero, luego de que se extendiera su fama cuando el ejemplar policía multara a la comitiva presidencial en que se trasladaba el entonces presidente de la República Luis Herrera Campins, por comerse una luz roja, el primer mandatario lo invitó a almorzar en el Palacio de Miraflores, felicitándolo por su ética y correcta manera de actuar a fin de que todos cumplieran con la ley.

Otro personaje contemporáneo de nuestra ciudad es el señor José Bestilleiro, un español llegado a nuestro suelo huyendo de los horrores del franquismo y que tras pasar por varios oficios se apostó un día a realizar piruetas con un hula-hula en La Candelaria, en la isla de la avenida Urdaneta, donde lleva más de 20 años entreteniendo a los transeúntes y chóferes que circulan por la concurrida arteria vial.

Personajes como los anteriormente nombrados forman parte de nuestra cultura e identidad, por ello se les recuerda con cariño y respeto pues también son parte de nuestra historia sentenció Hernández, para dar paso a su colega.

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Un cochero que viajaba en lechuzas

»Aquella ciudad de techumbre carmesí por cuyas calles de piso empedrado circulaban burritos, mulas y caballos tirando de carretas, carritos y coches, esa que fue dando paso al tranvía y finalmente a los vehículos a motor es la ciudad de Isidoro Cabrera; el último cochero de Caracas, no podemos hablar de la historia de nuestra capital sin nombrarlo pues es el símbolo de una época y de una transición» comentó Gutiérrez, al dar inicio al conversatorio que acompañó con una enriquecedora exposición de imágenes de finales del siglo XIX y principios del XX bajo el título de »Aquella Caracas».

Isidoro Cabrera nació en Caracas el 2 de enero de 1880 en una humilde vivienda de la parroquia La Candelaria, en la esquina de Teñideros, su padre, de origen canario fue cochero y al retirarse del oficio le dejó el coche en que éste se inicio en el las labores de recorrer las calles capitalinas, bautizó a su coche con el nombre de »La lechuza», un anécdota bastante pintoresco compartido por Gutiérrez es que los cocheros caraqueños eran conocidos por sobrenombres que les colocaba el mayor de los cocheros a quien conocían como »Padre eterno», al papá de Isidoro lo conocían como »El cucarachero» y nuestro Isidoro no llegó a ser bautizado por Padre Eterno debido a la muerte del bautizador…

Varios momentos claves en la vida de Isidoro fueron develados, entre ellos su encuentro con el entonces presidente Ignacio Andrade quien le regaló un coche nuevo para que remplazara el heredado de su padre que ya se hallaba en malas condiciones , a este segundo coche le llamaría »La segunda lechuza», este nuevo transporte sufriría un trágico fin al perderse durante la crecida del río Guaire en 1949, con mucho esfuerzo compraría luego »La ultima lechuza», este le acompañaría hasta el final de sus días como cochero por allá por la década de 1960 y se expone hoy en el Museo de Transporte en la avenida Francisco de Miranda.

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Gutierrez detalló pormenorizadamente los modelos de carruajes utilizados en aquella Caracas, los de Isidoro pertenecieron siempre al modelo inglés Victoria, este amable conductor solía llevar consigo una manta que ofrecía a sus pasajeros nocturnos para que evitaran el frío y también una guitarra pues era músico aficionada, con ella ofrecía serenatas a los enamorados, hacía igual que el resto de sus colegas dos tipos de viaje »las carreritas» (de allí que hoy se llamen así los viajes en taxis y por puestos) y los paseos, los primeros costaban 2 bolívares y los paseos 5 bolívares, esto representaba todo un lujo para la época, para las ultimas décadas en que ejerció el oficio de las riendas alimentaba y apertrechaba a sus caballos Tormenta y Centella en las bombas de gasolina de Chacao y Sabana Grande, además adoptó a una perrita callejera llamada Yoli que solía acompañarle en los viajes.

Por último, Gutierrez narró como entre el maestro Billo Frómeta director y creador de la Orquesta Billos Caracas Boys y el ultimo cochero de Caracas se fraguó una entrañable amistad que quedaría plasmada en la canción ¡Epa Isidoro! Que dedicara el músico a quien en más de una ocasión le llevara de un lugar a otro de la ciudad, cuentan los compañeros de Frómeta que IEl nombre de» Fray Marcelo lo adoptó cuando entro a la Orden de «San Bruno»en la Cartuja de La Farnetta en Italia Isidoro esperaba fuera de los locales a que terminaran las presentaciones musicales de la orquesta, se recostaba dentro del coche y se dormía, entonces Billo se acercaba silenciosamente y le despertaba con el un grito jocoso: ¡Epa Isidoro!

Un domingo 29 de diciembre de 1963 Isidoro Cabrera, testigo y protagonista de la transformación de Caracas de apacible valle a urbe sobrepoblada emprendió su viaje sin regreso a la eternidad cuando contaba con 85 años de edad y 52 como cochero, Leopoldo Gutiérrez asegura sentirse afortunado y orgulloso de poder contar que durante los carnavales de 1962 siendo aún niño se contó entre los últimos pasajeros del último cochero de Caracas, personaje icónico de nuestra identidad que seguirá recorriendo las calles de nuestra memoria.

¡Epa Isidoro!

¡Epa! Isidoro buena broma que me echaste

el día que te marchaste,

sin acordarte de mi serenata.

¡Epa Isidoro!, cuando vuelvas por Caracas,

explícale a las muchachas,

que te fuiste lejos, sin decir adiós.

Y sigo pensando que ese viaje tuyo

no era necesario.

Ahora que Caracas está celebrando

cuatricentenario.

¡Epa Isidoro!, por las calles de los cielos,

en tu coche roto y viejo

la cuerdita nuestra, te recordará.

 

Autor:Luis María Frómeta Pereira (Billo Frómeta)

Interprete:Memo Morales y única pieza también cantada por el maestro Billo

Álbum:Voces de Billo Vol. II – Memo Morales “El Gitano Maracucho” – 1966

Genero:Vals Caraqueño.

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