¡Échale más agua! Así se comía en Venezuela en el siglo XIX

7 diciembre, 2018

La dieta criolla estuvo conformada principalmente por sopas y asaduras

Texto:Renny Marrero/Foto:Ronald Montaño/Prensa IABNSB 07/12/018

No solo el humor es una característica del venezolano, también el gusto por la buena mesa, estos elementos identitarios se unieron en el conversatorio Gastronomía venezolana en el siglo XIX ofrecido por la investigadora Mirla Alcibíades.

La sala Andrés Bello, ubicada en Libros Raros y Manuscritos fue el espacio propicio para este ameno compartir en que Alcibíades asomó curiosos datos sobre la dieta que durante el siglo XIX llevaron nuestros compatriotas, especialmente los caraqueños.

El sabor de la historia

El buen comer del venezolano cuenta con fuertes raíces, nuestros próceres y otros personajes históricos son buen ejemplo de ello, en 1836 José Antonio Páez ofreció un imponente almuerzo en que se distribuyó carne asada y una cerveza negra importada para la ocasión.

La dieta criolla estuvo conformada principalmente por sopas, especialmente el sancocho y asaduras de cochino, pollos y otras aves de corral, se consumía mucha carne y muy pocos vegetales, el vegetarianismo aparecería tardíamente a mediados del siglo XIX.

Todo parece indicar que fue nuestro Libertador quien introdujo la ensalada en Venezuela, en El diario de Bucaramanga, Perú De Lacroix escribió ‘‘A su excelencia le gusta hacer la ensalada’’, alabando la destreza con que el General Bolívar las preparaba, siguiendo las pautas de recetas aprendidas en Francia.

‘‘Bolívar fue un ávido comedor de arepas y legumbres, no era muy dulcero, no le gustaba el café y solo de vez en cuando tomaba una copita de Oporto’’ reflexionó Alcibíades a propósito del gusto culinario del padre de la Patria.

Respecto a los hábitos alimenticios en la Caracas de los techos rojos acotó un dato estremecedor: las mantuanas debido a la inactividad (todo lo hacían las esclavas) muy poco se fatigaban y tomaban poca agua, pero siendo golosas terminaban perdiendo la dentadura a muy temprana edad víctimas de las caries.

Otro personaje con buen diente fue Antonio Guzmán Blanco, su afrancesamiento y el despilfarro con que celebraba suntuosos encuentros han quedado en las crónicas, tal es el caso del baile que el 9 de agosto de 1883 ofreciera en la Casa Amarilla donde se sirvieron platos de talla internacional en groseras cantidades.

Al pan pan

Otro de los datos aportados por la investigadora se refirió a la histórica costumbre venezolana de comer pan ‘‘El pan fue el alimento por antonomasia que no podía faltar en la mesa’’ , aseguró al tiempo que compartió una serie de anuncios de panaderías artesanales que en la Caracas de antaño hacían las delicias de los vecinos con el pan francés, sensación de la época.

De igual manera destacó la importancia de la deliciosa invención de un ciudadano de apellido Ramella, que en 1905 revolucionaría los paladares y que llegó para quedarse: El pan con jamón, que posteriormente, y hasta hoy, conocemos como pan de jamón y que se convirtió en fiel acompañante de la hallaca.

Cabe destacar que Alcibíades asegura que es un error histórico creer que la Hallaca se preparaba, o se preparó en sus inicios con desperdicios, pues las características de este plato requiere frescura en sus ingredientes ya que los mismo son de rápida oxidación.

En cuanto a la arepa, Alcibíades aclaró que esta convivió con el pan y no fue sino hasta el siglo XX que su comercialización comenzó a desplazarlo.

Por último la investigadora hizo énfasis en el carácter solidario y la costumbre de compartir que siempre nos ha caracterizado, ‘‘donde come uno comen dos y hasta tres’’, por eso en el siglo XIX venezolano, uno de nuestros platos favoritos fue el sancocho, ocasión en que amigos y familiares se reunían, todo el que iba llegando era bienvenido y se oía la frase: ¡Échale más agua!

En cuanto a las bebidas espirituosas con que los comensales acompañaban tales jornadas, Alcibíades prometió ofrecer otro conversatorio.

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