La Biblioteca y su Gente: La impronta de Martí en Venezuela

25 enero, 2018

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Texto: Jufany Toledo / Imagen: Archivo de Prensa del IABNSB

José Martí llegó a Caracas el 21 de enero de 1881 atraído por las ideas libertarias y emancipadoras de Simón Bolívar. Su estadía en Caracas fue de apenas seis meses, pero la huella que dejó en nosotros, no la han borrado estos 137 años que han transcurrido desde entonces. Su impronta fue la del servicio y la humildad; y así lo evidenció al escribir “Deme Venezuela en qué servirle: ella tiene en mi un hijo”.

Y con la mayor humildad se puso a la orden del pueblo venezolano: Así, armado de amor, vengo a ocupar mi puesto en este aire sagrado, cargado de las sales del mar libre y del espíritu potente e inspirador de hombres egregios; a pedir vengo a los hijos de Bolívar un puesto en la milicia de la paz”.

Ese era José Martí, un bolivariano por excelencia, quien con apenas 28 años, vino a Venezuela dispuesto a continuar la obra del Libertador: Hacer de América una “Patria Grande”. Soñaba con pisar la tierra de Bolívar y ese sueño se hizo realidad, y a través de su pluma, plasmó su amor por Venezuela, describiéndola con una exactitud impresionante, como se evidencia en el ensayo de obligada lectura: “Un viaje a Venezuela”, el cual está incluido en sus “Obras Completas”.

La mayor parte de su obra se puede encontrar en la Colección Bibliográfica General de la Biblioteca Nacional, donde el Catálogo Público, SISBIV, nos arroja 90 entradas, que incluyen también los libros que sobre él se han escrito; al igual que en la Hemeroteca Nacional se preservan, entre otros, los ejemplares de la Opinión Nacional con sus textos.

Podría decirse que eso le allanó el camino al llegar a Caracas, donde ya era conocido por sus ideas y su estilizado uso del lenguaje. Aquí desempeñó la docencia en el Colegio Santa María, ubicado donde hoy funciona la Casa de Nuestra América José Martí, en el bulevar Panteón; también escribió en las páginas de la Opinión Nacional, de la cual fue corresponsal en Nueva York, y fundó la Revista Venezolana, de la cual vieron luz sólo dos números.

Gracias al tesonero trabajo de restauración realizado por el equipo de conservadores del Centro Nacional de Preservación Documental de la Biblioteca Nacional; esa Institución cuenta con un ejemplar original, del Año I y N° 1, publicada el 1° de julio de 1881 en Caracas; que no puede menos que llenarnos de emoción y orgullo bibliotecario, por el maravilloso trabajo que realizan nuestros compañeros bibliotecarios en pro de mantener la memoria histórica y documental del país.

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