El Inca Garcilaso de la Vega, puente de amor entre dos mundos

12 abril, 2018

Texto: Lisayde Santamaría/ Foto: Ronald Montaño/ Prensa IABNSB 12/04/018

El 12 de abril de 1539 nació el hombre que sabría enlazar lo mejor del poderío español con las maravillas del imperio inca, y dejaría para la perpetuidad una obra que abarcaría toda la historia de cómo llegaron tan disímiles culturas a mezclarse para siempre

 

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Su madre era la princesa incaica Isabel Chimpú Ocllo, nieta del emperador Tupac Inca Yupanqui, de la dinastía rival en las luchas del antiguo imperio, exterminada por Atahualpa. Su padre el capitán Sebastián Garcilaso de la Vega y Vargas, descendiente del coplero Jorge Manrique y del ilustre trovador Marqués de Santillana.

Ambos se unieron en medio de los inicios de la guerra civil provocada por la disputa entre el Marqués Francisco Pizarro y su antiguo socio Don Diego de Almagro, quienes competían por la posesión del Cuzco.

Y en medio de estos vaivenes, el amor de dos mundos diferentes dio forma al mestizo Gómez Suarez de Figueroa, futuro puente que habría de amainar los sinsabores y propiciar la unión entre las dos culturas.

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Desde niño apreciaba escuchar encaramado en las piernas de su madre historias sobre el otrora imperio inca, sus aventuras, sus héroes y sus maravillas; historias que en su senectud habría de recordar y servirían de tema para sus escritos. No pensaba entonces que alcanzaría la eternidad de los mortales, es decir ser recordado a través del paso de los siglos, gracias a la escritura.

También las acciones de su padre harían un nido en sus recuerdos, pues el capitán tuvo la mala suerte de que las circunstancias lo obligaran a cambiar de bando en más de una ocasión, primero cambiándose del lado del conquistador Pizarro al de su oponente, luego estando bajo el estandarte real, para estar a ratos con quienes tenían alzada la tierra contra Su Majestad.

Estas indecisiones repercutirían en el porvenir del niño Garcilaso de forma negativa, pues su padre pasó a ser llamado “el leal de tres horas”, y cuando años después marchó a España para exigir ciertos derechos, tal situación sería recordada y pondría en tela de juicio la reputación del escritor.

Para cuando tiene veinte años, muerto su padre, pierde la herencia que éste le había legado a manos de su avariciosa madrastra, y entonces parte nuestro protagonista por los caminos del mar, en busca de la otra mitad de la que se compone su sangre; deja el Cuzco con la intención de volver, pero no lo hace nunca más.

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En España pide audiencia ante el rey para solicitarle el reconocimiento de los servicios prestados por su progenitor, más la restitución de las tierras pertenecientes a su madre, pero las dos cosas le son negadas, ya que era conocido por todos la facilidad con que su papá cambiaba de un bando a otro.

No obstante, consiguió ser bautizado con los apellidos ilustres del mayor de sus tíos paternos y de otros antepasados que pertenecieron a la casa de Feria. Dejó entonces de llamarse Gómez Suárez de Figueroa, y pasó a ser conocido entre sus contemporáneos y para la posteridad como Inca Garcilaso de la Vega, nombre que llevaría con el pecho erguido, pues en él venían mezclados lo mejor de las dos culturas de donde fluyó su vida.

Inca Garcilaso de la Vega

La negativa del rey ante sus otras solicitudes, lo induce a entrar en el terreno de las armas, y aunque de esta etapa de su vida no se conocen muchos pormenores, sí se sabe que para los treinta años ostentaba el título de capitán que antaño fuera el orgullo de su padre; pero las intrigas propias de la corte, y su poco valer de mestizo bastardo lo hacen retirarse de este camino y se hace clérigo, aunque se ignora si recibió las órdenes mayores, disponiéndose a vivir sosegadamente. Es entonces cuando la vocación literaria irrumpe en él como un torrente, y con la lectura de los clásicos distrae sus días el ya maduro capitán.

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Producto de estas lecturas hace la traducción del italiano de los “Diálogos de amor” del filósofo neoplatónico León Hebreo, que dio a conocer en 1590, contando ya 51 años, la cual fue la primera obra literaria de valor superlativo hecha por un americano en Europa. Por una cita hecha por el propio Garcilaso se cree que estos “Diálogos de amor” fueron traducidos también al idioma quechua y pasaron al Perú, donde hicieron las delicias de los hombres de su raza, instruidos ya en la lectura.

Luego de este éxito, consiguió otro aún mayor con “Historia de La Florida”, pero su obra cumbre es “Los comentarios reales”, trabajo de gran valor histórico hecho en dos partes: una primera publicada en 1609, llamada “Comentarios reales de los Incas”, que habla del origen de los mismos, de sus leyes y gobierno; de sus vidas y conquistas, y de todo lo que fue ese gran imperio antes de que los españoles pasaran por él; y una segunda parte, publicada en 1617 y llamada “Historia general del Perú”, que comprende la entrada de los españoles al imperio, hasta la ejecución de Túpac Amaru en 1572. Esta obra fue el salvo-conducto definitivo de Garcilaso a la posteridad, publicada un año después de la muerte del autor, en 1616.

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El Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Biblioteca, recibió el año pasado de manos del embajador del Perú en Venezuela, Mario López Chávarry, la compilación en tres tomos de las obras completas del Inca Garcilaso de la Vega, las cuales se encuentran en perfecto estado y junto con otros libros del autor, incluyendo uno en inglés llamado “For  the love of dialogue: The Inca Garcilaso de la Vega” de María Ramírez Ribes (cota: 861.309 V422f), pueden ser revisados en los espacios de la institución por quienes estén interesados en conocer de primera mano como fue el gran imperio inca antes de la conquista española y todo lo que aconteció durante y después de que los españoles llegaran a tierras peruanas.

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