A 101 años del fallecimiento de José Gregorio Hernández, venezolanos celebran su beatificación

29 junio, 2020

José Gregorio Hernández

Algunas de sus obras pueden consultarse en línea, a través de la Biblioteca Digital de Venezuela “César Rengifo”

Texto: Jufany Toledo / Imágenes: Archivo Prensa IABNSB

El milagro que los venezolanos esperábamos, finalmente llegó el pasado viernes 19 de junio. Una semana antes de cumplirse 101 años del fallecimiento del llamado “Médico de los pobres”, recibimos la noticia de que el Vaticano había aprobado la beatificación del doctor José Gregorio Hernández.

El Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas (IABNSB), unido al júbilo que embarga al pueblo de Venezuela, pone a disposición en digital dos obras fundamentales, a través de las cuales Hernández contribuyó a la ciencia venezolana: “Elementos de la Filosofía” (1912) y “Elementos de Bacteriología” (1922). También se encuentra la Gaceta Médica de Caracas, fechada el 15 de febrero de 1894, que era administrada por el doctor Hernández.

Igualmente se encuentran liberados y digitalizados “Elegía al Dr. José Gregorio Hernández”, escrito por el Dr. Santos Aníbal Dominicci, como un homenaje al “Venerable”, en el marco del vigésimo quinto aniversario de su muerte, y unos artículos publicados en “El Cojo Ilustrado”, los cuales pueden descargarse libremente a través de la Biblioteca Digital de Venezuela “César Rengifo”, http://bibliotecadigital.bnv.gob.ve

Hernández nació en Isnotú, estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864. Hijo de Benigno Hernández Manzaneda y Josefa Antonia Cisneros, quien  falleció cuando José Gregorio apenas contaba con ocho años de edad. Por consejos de su padre, a los 14 años viaja a Caracas, donde culmina sus estudios de bachillerato en el Colegio Guillermo Tell Villegas.

En septiembre de 1882 ingresa a la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde se gradúa de Bachiller en Filosofía (1882), sigue el curso de medicina, obteniendo el grado de Bachiller en Ciencias Médicas y finalmente se gradúa de Doctor en Ciencias Médicas (1888). Se distingue como médico, científico, investigador y profesor de su Alma Mater.

Decide regresar a su pueblo para ejercer la medicina y ayudar a las familias humildes de Trujillo, Táchira y Mérida que acudían a consultarlo; pero en poco tiempo, dada su preparación y cualidades y gracias a la recomendación del doctor Calixto González, quien fuera su maestro, recibe en 1889 una beca del gobierno para perfeccionarse en algunas materias experimentales, en París, Francia.

En la Facultad de Medicina de la Universidad de París, se especializa en  Microbiología, Histología Normal, Patología, Bacteriología y Fisiología Experimental, recibiendo los elogios de los profesores que allí lo formaron. En 1891 regresa a Caracas, donde introduce el microscopio, el tensiómetro y otros instrumentos científicos, gracias a la dotación que le otorga el gobierno de Venezuela para que adquiriera en Francia un moderno laboratorio de microbiología, para ser instalado en el recién inaugurado Hospital “José María Vargas”.

El doctor Hernández inicia en 1891 su labor docente en la UCV, donde ejerce como profesor durante veintiocho años. Allí fundó las cátedras de Histología, Embriología, Fisiología, Anatomía Patológica y Bacteriología e inició los estudios de parasitología. 

Hablaba varios idiomas, le gustaba pintar y tocaba el piano y el violín; fue miembro fundador de la Academia Nacional de Medicina, donde le correspondió el sillón número XXVIII. En el campo científico, publicó dieciséis trabajos, a saber: su Tesis de grado de Bachiller en Ciencias Médicas, siete trabajos de Bacteriología  y ocho estudios originales de investigación, dos de ellos en colaboración, la mayoría de los cuales fueron publicados en la Gaceta Médica de Caracas.

Además de sus publicaciones docentes y científicas, Hernández escribió cinco artículos literarios, de corte filosófico y religioso que fueron publicados en “El Cojo Ilustrado”, la revista de mayor circulación e importancia de la época.

Más allá de su vocación de médico, José Gregorio Hernández fue un gran cristiano por convicción, al punto de que en varias ocasiones decidió abandonar la medicina para tomar los hábitos religiosos, pero su precaria salud se convirtió en un impedimento; además de las grandes controversias que su decisión generó a los más altos niveles civiles y eclesiásticos.

Sin embargo, hizo su profesión de fe en la Orden Franciscana Seglar de Venezuela, donde aprendió a vivir los carismas y la vida de desprendimiento de San Francisco de Asís, reconociendo a Cristo en cada pobre y sirviéndole, a través del cuidado y la amorosa atención a sus pacientes; razón por la cual, desde el mismo momento de su muerte, el pueblo venezolano le consideró un Santo.

José Gregorio Hernández falleció en Caracas, el 29 de junio de 1919, al pegar la cabeza del borde de una acera después de ser  atropellado por un automóvil, en la esquina de Amadores, en La Pastora. Es venerado dentro de la Iglesia Católica, que desde 1949 estuvo solicitando su beatificación, dado que muchas personas devotas, en Venezuela y otros países de América Latina, han dado testimonio de haber obtenido milagros, a través de su intercesión, especialmente en el campo de la salud. Sus restos reposan en la Iglesia de La Candelaria, en el centro de Caracas.

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