Mario Briceño Iragorry expresó su pensamiento bolivariano a través de Temas Inconclusos
15 septiembre, 2017
En el libro del escritor se encuentran cartas y comunicados donde la paz y la armonía se hacen presentes
Tania Oropeza/Foto: Yusneidy Yaguas / Prensa: BNySB
Mario Briceño Iragorry, conocido por ser uno de los más importantes ensayistas venezolanos del siglo XX, además de escritor fue abogado, periodista, diplomático y destacado político. Nació el 15 de septiembre del año 1897 en la ciudad de Trujillo, en Venezuela, su literatura es ubicada dentro de la generación posmodernista de la época.
Sus inicios como escritor datan de 1914, a través del ejerció periodístico, por esa época funda Ariel, un pequeño grupo literario. En 1920 recibe el título de abogado en la universidad de Los Andes, en Mérida, su primer libro aparece en el año 1921 con el título Horas, luego pública Ventanas en la Noche en 1925 y Lecturas Venezolanas en 1926.
Este venezolano tuvo una importante y notoria vida pública en el país, llegó a ocupar varios cargos de interés político, entre ellos el de Senador de la República, Secretario de la Cámara de Diputados, Cónsul de Venezuela en Nueva Orleans y Secretario de la Universidad Central de Venezuela, entre otros.
Como parte de las joyas que preserva la Biblioteca Nacional de Venezuela, se encuentra su libro Temas Inconclusos, una edición limitada de apenas 50 ejemplares numerados en papel pluma y editado por la tipografía Garrido en el año 1942.
Este ejemplar correspondiente al número 42, forma parte de la colección de Libros y Folletos de dicha institución, en su interior se encuentran artículos de opinión que dejan al descubierto el pensamiento bolivariano y la postura social de Mario Briceño Iragorry; así como también, un grupo de correspondencias y textos breves, fechados entre 1937 y 1942, que dan origen al nombre temas inconclusos; ya que como el mismo le informa al lector, “fragmentos que no concluyen, temas para más anchas disquisiciones escritos a la orilla del tiempo veloz…”.
Esas correspondencias evidencian los años que vivió el autor en Centroamérica, fechadas en Costa Rica y Guatemala, tiempo durante el cual cumplió funciones como ministro plenipotenciario en esa región, con sede en San José de Costa Rica; en ellas se manifiesta además, su amistad con intelectuales y escritores de la época como Mariano Picón Salas.
Triunfo y Tragedia de Bolívar, corresponde a palabras ofrecidas por Iragorry en San José de Costa Rica, con motivo del día del Libertador en el año 1938; Del Reposo de Bolívar, Caracas octubre de 1941; Bolívar y Martí, Costa Rica 24 de julio de 1940; y Bolívar y Petión, San José 14 de febrero de1941, son algunos de los artículos incluidos en este libro.
Tapices de Historia Patria, publicado por primera vez en el año 1933, es otro de los libros resguardado en dicha sala. Según los críticos literarios, en esta obra, Briceño expone conceptos nuevos y defiende los valores de la cultura hispánica, destacando por entero el estudio metódico de nuestro pasado. En el se encuentra buena parte de la historia de Venezuela, incluida la época colonial, en los que destacan aspectos de la vida venezolana.
Al respecto dijo Iragorry, «me complace haber ayudado a la formación de nuevos conceptos para el juicio de la historia nacional (…) Al explicar y justificar la obra de los españoles que generaron nuestra cultura, explico y justifico la obra de nuestros propios antecesores, pues las estirpes que forman el sustrato social y moral de la patria, arrancan principalmente de los hombres que durante el siglo XVI vinieron a establecer, en el vasto territorio, hasta entonces sólo ocupado por los indios, las nuevas comunidades donde se formó el mestizaje que sirve de asiento a la nación venezolana ”.
En el año 1948, Mario Briceño Iragorry recibe el Premio Nacional de Literatura por su libro El regente Heredia o la Piedad heroica, publicado en 1947, el cual está dedicado a la figura de Francisco Heredia, gran defensor de la justicia en tiempos de deshonor, nativo de Santo Domingo, quien pasó en Venezuela siete años de su vida.
Para el año 1949, fue designado embajador de Venezuela en Colombia, publicó Alegría de la Tierra, Vida y papeles de Urdaneta el joven, El Caballo de Ledesma y Los Riberas, libros que lo dieron a conocer como uno de los mejores ensayistas venezolanos. Iragorry fallece en Caracas el 6 de junio del año 1958, sus restos se encuentran en el Panteón Nacional desde el año 1991.