Fernando : Un perro de verdad, la infinita capacidad de amar

17 noviembre, 2017

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La huella de estos fieles amigos está grabada en la historia universal

Texto: Renny Marrero/ Foto: Adianez Gutiérrez/ Prensa IABNSB 17/11/2017

»Era callejero por derecho propio, su filosofía de la libertad fue ganar la suya sin atar a otros y sobre los otros no pasar jamás. Aunque fue de todos nunca tuvo dueño que condicionara su razón de ser. Libre como el viento era nuestro perro. Nuestro y de la calle que lo vio nacer.»

Callejero

Alberto Cortez

Hay libros llenos de magia, esos que te hacen sonreír y llorar, escritos desde la ternura y la inocencia de una edad en que nos reconocemos como los niños que fuimos y que tal vez nunca debimos dejar de ser, Fernando un perro de verdad (Ediciones Lumiere 1997) del escritor argentino Hugo Ditaranto, es sin dudas uno de esos libros, sus páginas relatan los avatares de un perrito callejero amigo de niños, músicos y de gitanos, atendido por un odontólogo, invitado cada mañana a desayunar por un gerente de banco, asiduo asistente a eventos sociales de categoría, querido y protegido por todo el pueblo que le vio llegar un día para quedarse en sus corazones aún después de que se bebiera de golpe todas las estrellas al quedarse dormido y ya no despertar …

Lo anterior podría interpretarse como una hermosa fantasía surgida de la creatividad del autor, pero Fernando el callejero existió, y representa uno de los muchos casos de caninos que han pasado a formar parte de la memoria de nuestros pueblos, su nombre se une a lo que podríamos llamar »el panteón perruno de la historia», conozcamos un poco a este peludo personaje.

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Ladridos y andanzas

En la década de 1950 la ciudad llamada Resistencia ubicada en la provincia del Chaco, Argentina, recibió en sus calles la visita de un viajero que llegó para quedarse y transformarse en icono de dicha población, un cachorro callejero que se acercó al cantante de boleros Fernando Ortiz durante su presentación en un local de la entidad, desde entonces el cachorrito no se separó del músico y de a poco comenzó a ganarse la simpatía de los lugareños, hasta que no hubo en Resistencia fiesta, concierto, miting político ni otra ocasión que congregara a las masas en las que no estuviera presente »Fernando» pues así fue bautizado el canino en honor al que aparentemente era su dueño, aunque como lo narran los testimonios recogidos por Hugo Ditaranto, »Fernando tuvo mil amigos y ningún amo».

Las aventuras de Fernando fueron muchas, llegó a ser recibido por el propio presidente Aramburu quien realizó una visita honorífica a Resistencia y ante la aparición del famoso personaje no dudó en otorgarle una silla en su propia mesa, (la del gobernador de la ciudad para mayores señas).

Alguna vez fue atrapado por la perrera municipal y un famoso boxeador hizo que lo liberarán ipso facto, sólo una vez fue víctima de la crueldad humana por parte de la dueña de una perrita con que coqueteaba y en una ocasión se subió al escenario durante una obra de teatro y lamió el rostro de una actriz que se lamentaba en medio de un llanto incontenible, lejos de arruinar el final de la obra la escena fue aplaudida por el público que en las nuevas funciones reclamaba la participación del histriónico canino.

Muy pronto se creó fama de »perro culto» pues como ya hemos señalado asistía a cuanto concierto, recital y obra teatral se estrenara y cuando se retiraba de la misma sin que esta culminara los presentes tomaban el gesto como una clara sentencia de la baja calidad de la obra en cuestión…

La prensa de la época reseñó en múltiples ocasiones las andanzas de este particular can, son esas notas de prensa las que atestiguan la veracidad de los hechos relatados por Ditaranto en su libro, si bien éste utiliza un lenguaje poético y una narración en primera persona mediante la que el propio perro Fernando nos narra sus vivencias los hechos recogidos por los periódicos La razón, El territorio y la revista Agro Nuestro, ya son de por sí mismos la mayor evidencia de la increíble y conmovedora historia que se vivió en Resistencia teniendo como protagonista a Fernando.

La estrella que brilló en Fernando se apagó el 28 de mayo de 1963 al ser atropellado por un automóvil frente a la Casa de Gobierno, fue enterrado con honores, a su sepelio asistió toda la población de Resistencia, entre ellos importantes personajes como el propio director de cultura el Dr. Rivero Sosa quien pronunció un emotivo discurso de despedida y agradecimiento »al amigo de todos», la prensa acudió al sepelio y reseñó en sendos reportajes los detalles de lo que hasta la fecha se recuerda como el entierro más concurrido en la historia de dicha ciudad.

Sus restos descansan en el jardín de »El fogón de los arrieros», un espacio cultural que ha pasado de cantina a centro artístico y finalmente a museo de la ciudad, allí se lee una placa con un epitafio dedicado al callejero más querido de aquellas avenidas: »A Fernando, un perrito blanco que errando por las calles de esta ciudad, despertó en infinidad de corazones un hermoso sentimiento».

La anécdotas recogidas en Fernando un perro de verdad (Ediciones Lumiere 1997) representan un testimonio de la solidaridad y amistad que un pequeño animalito fue capaz de despertar en toda una comunidad, varios portales web están dedicados a la recolección de esas historias y en Resistencia se mantiene aún su el nombre como un símbolo local, tanto que en uno de los accesos a la ciudad se lee un cartel de saludo que reza: »Bienvenido a Resistencia, ciudad de Fernando», también cuenta con dos estatuas, una sobre su tumba y otra frente a la casa de gobierno, fue además el inspirador de la famosa canción »callejero» interpretada por el músico Alberto Cortez y popularizada por Facundo Cabral.

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Otros peludos famosos

»Estaba tendido el pobre perro todo lleno de garrapatas y, al advertir que Ulises se aproximaba, removió alegremente la cola y humilló las orejas, más no pudo salir al encuentro de su amo. Ulises al verle, no pudo contener una lágrima» así describe Homero en La Odisea como Argos, fiel mascota de Odiseo es el único en reconocer al héroe a su regreso. También el poeta Aquiles Nazoa le honra en su Credo al señalar »Creo en el perro de Ulises», y es que la fidelidad de estos amigos está grabada en la historia universal.

Otra historia conmovedora es la de Hachiko, el perro japonés que solía esperar a su amo en la estación de tren del poblado de Shibuya, y que cada mañana durante una década después de la muerte de su amigo humano siguió esperándolo… conmovidos por tamaña lealtad, los vecinos de Shibuya levantaron una estatua del perro en la estación y en 1935 cuando murió su cuerpo fue disecado y hasta hoy se exhibe en el Museo de Ciencias Naturales de Tokio.

En nuestro caso el nombre de Nevado forma parte de la gesta independentista venezolana, se trató de un perro de raza Mucuchíes que acompañó al Libertador Simón Bolívar durante la Campaña Admirable, Nevado murió lanceado en plena batalla de Carabobo el 24 de junio de Hugo Ditaranto2(1)1821. En la plaza Bolívar de Mucuchíes, Mérida le erigieron un monumento, también se bautizó con este nombre el programa social dedicado al rescate de animales en situación de calle, la Misión Nevado fue creada el 30 de diciembre de 2013 por el presidente Nicolás Maduro bajo el lema »La capacidad de amar es infinita» con la que el Comandante Chávez señalara el carácter animalista y proteccionista que debía tener la Revolución Bolivariana.

Invitamos pues a leer Fernando un perro de verdad como un gesto de amor y reencuentro con esos fieles amigos que sin duda alguna son ángeles de cuatro patas, no olvidemos las palabras de Mahatma Gandhi : Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales…

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