“Quiero que algo de mi perdure después de la muerte”, Ana Frank

12 junio, 2018

La niña que escribió un diario revelador de los horrores que vivieron los judíos durante el flagelo nazi, hoy estaría cumpliendo 89 años de haber sobrevivido

Texto: Lisayde Santamaría/ Fotos: Adianez Gutiérrez/ Prensa IABNSB 12/06/2018


ana frankEl 25 de junio de 1947 salió a la luz un diario escrito por una niña de nombre Annelies Marie Frank Hollander, que en adelante sería conocida por todos como Ana Frank.

La casa editorial Contact, ubicada en Amsterdam, Holanda, publicó el diario bajo el nombre “La casa de atrás”, en una tirada de 3000 ejemplares que se agotaron rápidamente después de su publicación. El prólogo del mismo fue hecho por Annie Romein-Verschoor, conocida autora e historiadora de la época, famosa en su país por dos populares libros que escribió sobre la historia de Holanda.

Es importante señalar que este diario fue escrito por la niña durante los dos años en que vivió en la más absoluta clandestinidad en una especie de anexo ubicado en la parte de atrás de las dependencias donde su padre, Otto Frank, tenía ubicadas sus oficinas.

Ksa Atras

Corría el año 1942, la Segunda Guerra Mundial había comenzado hacía tres años, en 1939, cuando Alemania bajo las órdenes del Tercer Reich, cuyo líder era Adolf Hitler, invadió Polonia y comenzó la matanza sistemática de millones de judíos y de minorías que el Partido consideraba “indignos” y era necesario según su ideología que fueran exterminados. Esta masacre metódica y muy bien organizada se realizó a lo largo y ancho de Europa, por eso Ana junto con su padre, su madre, su hermana y otras cuatro personas se vieron en la obligación de esconderse para tratar de salvar su vida.

peonías A.FAna era una niña alegre y vivaz, que el día de su cumpleaños número trece recibió junto con un ramo de rosas y un par de ramas de peonías un hermoso diario, de entre todos su regalo preferido, y el más importante, si tomamos en cuenta las increíbles dimensiones que alcanzó como documento histórico.

diario de A.F1

ana F y familiaClaro que esto no lo sabía ella al momento de escribir sobre sus páginas, como tampoco era su cometido cuando comenzó a dejar plasmada su vida en el mismo; al menos en un principio, ya que a medida que avanza el tiempo, podemos observar como la psique de la niña va a evolucionando a pesar del encierro, y lo que un principio fue un desahogo a las inquietudes propias de su edad y de las circunstancias en las que se encontraba junto con su familia y el resto del país, pasa a ser un instrumento de máxima importancia para ella, y páginas más adelante expresa la idea de publicar su historia apenas termine la guerra, para dejar así un testimonio de la misma, y al mismo tiempo un recordatorio, tal y como expresa la propia Ana en una de sus páginas: “Lo que se ha hecho no se puede deshacer, pero se puede evitar que ocurra de nuevo”.

La primeras líneas que Ana escribió en su diario reflejan a un ser que ve el mundo con la alegría propia de los jovencitos que empiezan a dar sus primeros pasos por sí mismos, y descubren en cada uno de ellos un mundo maravilloso y sugerente. Era una niña llena de esperanzas, de ilusiones, de anhelos y de suspiros por aquello que pronto debió haber conocido, sino hubiera sido por la desventurada fortuna de tener que esconderse en un cuchitril por el resto de su corta vida, para luego terminar infaustamente en el campo de concentración de Bergen-Belsen, donde murió de tifus.

anne frank1Esta Ana candorosa y dulce, de inteligencia activa que siempre se preguntaba el porqué de las cosas y tenía una opinión para todo, muestra a lo largo de las páginas que escribió que jamás perdió estas cualidades producto del encierro, el hambre, las extremas temperaturas (bochorno durante el verano, frío lacerante durante el invierno). El miedo siempre presente a ser descubiertos por la Gestapo, la falta de privacidad, de aire fresco, de vida social… En fin, de todo aquello que hace que una vida humana merezca llamarse así: “vida humana”.

diario de A.FTodas las carencias más arriba señaladas no hacen sino acrecentar a ojos vista ante el lector de su diario, su fortaleza de ánimo, su coraje y su inmenso amor por la vida, que nunca decreció ni se vio desmejorado por la guerra y sus crueldades. Más bien estas cualidades toman una fuerza que no mengua en ningún momento, incluso durante  los momentos más aciagos de su encierro, cuando todos los que habitaban “La Casa de Atrás” se sentaban a escuchar de boca de sus amigos o en el pequeño radio que poseían, los avances del flagelo nazi contra sus amigos, sus cercanos, contra todas sus costumbres, contra la vida, incluso contra la muerte misma, pues en ningún momento les concedieron tregua a los judíos, ni siquiera  para morir decentemente.

ana sonriendoAna siempre fue Ana, una niña locuaz, curiosa, con unas ansias enormes por aprender y llegar a ser alguien importante cuando fuera grande, y resulta digno de compasión darse cuenta al ir leyendo su diario que en ningún momento contempló la muerte como una posibilidad.

Es ella quien con su escritura deja un retrato detallado de su carisma e inocencia, pero no solo de esto, sino también de los horrores que infligieron los nazis a los judíos y a otras minorías que también se vieron afectadas por su nefasto avance, además de las cosas por las que tuvieron que atravesar los perseguidos para sobrevivir, y es por eso la invitación en el día de su cumpleaños a leer su diario y entender de esta manera las palabras que muchos judíos que aún viven y pasaron por estos horrores suelen decir: “No olvidar”.

La cota del libro, que puede ser consultado en el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas (IABNSB) es la siguiente: 892.435 F828 e.2

Queda decir: Ana, tu deseo fue escuchado…

a.f al final

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