A 203 años de haber sido escrita, la Carta de Jamaica sigue hoy más vigente que nunca
10 septiembre, 2018
Esta misiva escrita por el Libertador, debe ser uno de los faros que nos orienten en el camino hacia la consecución de nuestras metas como nación soberana
Texto: Lisayde Santamaría/ Fotos: Ronald Montaño/ Prensa IABNSB 06/09/18
En conmemoración a los dos siglos de haber sido escrito tan importante
documento histórico, el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas (IABNSB), tuvo el agrado de presentar un conversatorio llamado “La Carta de Jamaica, aproximación histórica y vigencia”, organizado por la jefa de división de Publicaciones Oficiales, Libia Arteaga, quien invitó a Manuel Almeida, del Centro Nacional de Historia, para que con sus conocimientos sobre el tema iluminara a los presentes y ofreciera una perspectiva distinta desde la cual releer las líneas del mencionado escrito.
La Sala de Publicaciones Oficiales de la Biblioteca Nacional, fue el sitio donde se dieron a conocer aspectos de la misiva, que en la actualidad brillan aportando luz sobre la manera en que deben ser abordados ciertos asuntos de vital importancia no solo para Venezuela, sino para el continente entero.
En efecto, la Carta de Jamaica es un de documento político escrito por Simón Bolívar, donde plantea la idea del “equilibrio universal”, es decir, un mundo sin hegemonías ni imperios monopolizadores del poder; donde cada nación pueda ejercer libremente su autonomía, libre de intervenciones extranjeras, planteamiento que hoy por hoy tiene más fuerza que nunca, en medio de la disyuntiva globalizadora que lamentablemente difumina, hasta casi el exterminio, el carácter y personalidad propios de todos los países del orbe, haciendo del planteamiento antes expuesto, el cuarto objetivo del Plan de la Patria del gobierno bolivariano del presidente Nicolás Maduro.
Con respecto a lo anterior se hace necesario dejar clara la idea de Manuel Almeida, quien expresó que “No hay discurso histórico que no sea político” , haciendo énfasis en que se le debe quitar el carácter profético que se le adjudica a la Carta, para convertirla en una representación del ser americano ante las potencias mundiales del momento, eliminando de esta manera la concepción de inalcanzable que se tiene de los pensamientos que expone, para acercarla más a la realidad de los pueblos, haciéndola terrena, manejable, transformándola en una guía de nuestros pasos, para despojarle de esa aura mitológica que la hace parecer uno de esos santos a los que se les prenden velas de vez en cuando, para luego regresarlos al olvido.