Plaza Bolívar de Caracas: Ágora y escenario de nuestra historia

17 septiembre, 2018

imagesCuriosos momentos de nuestra vida pre-independentista y republicana, de todo ha ocurrido en este espacio

Texto:Renny Marrero/Foto: Referenciales /Prensa IABNSB/17/09/018
El mes pasado y como parte del seriado ‘‘Historias de Caracas’’ publicábamos una nota titulada “A los pies del héroe: ¿Qué esconde la estatua de Bolívar?” (Prensa IABNSB/02/08/018) en ella compartíamos parte de la muy interesante historia de la estatua ecuestre del Libertador, ese imponente monumento que nos recuerda al Padre de la Libertad Americana, y que se encuentra ubicada en el centro de la Plaza Bolívar de Caracas, hoy queremos dedicar algunas líneas a ese espacio especifico, en el que bien podemos decir ha ocurrido de todo. Cabe destacar que aunque muchos de los sucesos narrados a continuación, puedan ser catalogados como negativos, nuestra intención no es mal poner tan importante espacio histórico sino pasearnos por una serie de capítulos y sucesos curiosos de su historia, porque más que una plaza se trata del escenario de buena parte de nuestra vida pre-independentista y republicana.

images(3)El término ‘‘Ágora’’ se utilizaba en la Grecia antigua para designar a la plaza principal o central de las ciudades-estado, en ellas solían reunirse los ciudadanos a debatir temas culturales, políticos y de cotidianidad, estos espacios abiertos estaban rodeados de los más importantes edificios de la polis o ciudad y en estos se desarrollaba una gran actividad comercial, como muchos otros elementos de nuestra sociedad contemporánea, la organización de nuestras metrópolis o grandes ciudades deviene de la antigua cultura griega importada a nuestras tierras por el colonizador español. Hacemos este señalamiento porque nuestra Plaza Bolívar corresponde fielmente a estas características, siendo por lo tanto un Ágora caraqueña.

250px-First_Map_of_Caracas,_1578Fueron 25 manzanas en total las que conformaron el espacio en que por allá en el año 1567 se fundó nuestra amada ciudad capital, con el nombre de Santiago de León de Caracas, como era costumbre en esos emplazamientos, la manzana central se destinó para erigir en medio de ella la ‘‘Plaza Mayor’’ o ‘‘Plaza del mercado’’, que se convertiría en importante punto de encuentro del comercio y la vecindad caraqueña, en ella se leían públicamente los edictos reales llegados hasta la Capitanía General de Venezuela desde España y como veremos más adelante sirvió de patíbulo, pues en medio de ella se impartía la sangrienta justicia del yugo colonial…

índice(3)Además en esta plaza y sus alrededores hizo vida, durante aquel convulsionado año de 1810 “J. Trimiño” un interesante personaje llegado a Venezuela desde las islas canarias, Trimiño fue un famoso alborotador de la causa independentista, cuyo nombre o firma tomara El Libertador como seudónimo para publicar candentes artículos en El Correo del Orinoco (“J.Trimiño”: Otra aguerrida faceta de nuestro Padre Libertador Prensa/ IABNSB 22 /06/018).

índice(4)Esa es hoy por hoy, nuestra Plaza Bolívar, bautizada con el nombre de nuestro Libertador a partir de 1842, año en que llegaron a Caracas sus restos mortales. Esta plaza representó además un ejemplo de modernidad, ya que el entonces presidente Guzmán Blanco, hizo de ella un idílico lugar para el esparcimiento de sus conciudadanos, iluminándola con tecnología de punta: ¡faros eléctricos! toda una novedad para la época, tanto que vecinos de los más alejados sectores caraqueños la visitaban solo por el placer de esperar a que se encendieran sus luces, no ha habido desde entonces  se le considera un destino principal al visitar Caracas, como lo hiciera el Apóstol cubano José Martí al arribar en 1881 a nuestro país.

images(4)Por cierto que el espíritu patriótico de ese Trimiño que tantas veces defendió sus ideales a voz en cuello, desde las gradas de la entonces Plaza Mayor tiene hoy sus herederos, pues la misma tarea de agitación política la llevan acabo los militantes de la llamada ‘‘Esquina Caliente”, desde que una aciaga madrugada del 12 de abril de 2002, se reunieron y convocaron al pueblo caraqueño para ir rumbo a Miraflores a rescatar al Comandante Chávez. Repasemos ahora algunos hechos históricos y  curiosos ocurridos en esta plaza.

Bolívar, entre reinas y momias

ff700234e25d225ad598a1398ce8646aNo es broma cuando decimos que en este lugar ha ocurrido de todo, según las leyendas urbanas y crónicas de la época entre 1899 y 1900 el médico alemán Gottfried Kanoche, tétrico embalsamador de cadáveres, residenciado en la hacienda Buena Vista ubicada en el cerro Waraira Repano (conocido popularmente como El Ávila) provocó el terror de quienes pasaban una tranquila velada en la plaza, cuando la carreta en que se trasladaba sufrió un volcamiento y la cabeza de uno de los cadáveres que llevaba a su laboratorio rodó hasta el centro de plaza, deteniéndose según dicen, justo a los pies de la estatua del Libertador…¡Zape gato! Habrá comentado más de un vecino persignándose y corriendo hasta la Catedral, ubicada como sabemos a pocos pasos de la plaza.

índice(1)Otro capítulo no muy halagüeño de nuestra Ágora capitalina, lo narra en sus memorias la aragueña Susana Duiijm, primera Miss Mundo venezolana. Resulta que en 1955, año en que Duiijm ganó el certamen fue estafada por un supuesto agente internacional que conoció en la Plaza Bolívar, y que debió enviar un El término ‘‘Ágora’’ se utilizaba en la Grecia antigua para designar a la plaza principal o central de las ciudades-estado, en ellas solían reunirse los ciudadanos a debatir temas culturales, políticos y de cotidianidad, estos espacios abiertos estaban rodeados de los más importantes edificios de la polis o ciudad y en estos se desarrollaba una gran actividad comercial, como muchos otros elementos de nuestra sociedad contemporánea, la organización de nuestras metrópolis o grandes ciudades deviene de la antigua cultura griega importada a nuestras tierras por el colonizador español. Hacemos este señalamiento porque nuestra Plaza Bolívar corresponde fielmente a estas características, siendo por lo tanto un Ágora caraqueña.cablegrama a Londres informando la fecha de llegada de la Miss Venezuela, éste no lo hizo, de hecho desapareció con el dinero y la joven pasó 15 días perdida en el país anglosajón, sin poder coronarse como soberana de la belleza mundial, lo que lograría casi un mes después, es decir que Venezuela, famosa internacionalmente por la belleza de sus mujeres, estuvo a punto de perder su primera corona de belleza mundial.

Puede que el dato anterior parezca intrascendente, pero hemos querido referirlo pues se relaciona con los muchos cuentos, buenos y malos ocurridos en este espacio urbano, dicho sea de paso no sería esta Miss la única que tendría que ver con la Plaza Bolívar… Óscar Yanes en su libro ‘‘Caracas vista desde las ventanas del Rialto’’ cuenta como a mediados de 1944, dos hermosas mujeres, Oly Clemente, una muchacha de familia acomodada y Yolanda Leal, de extracto muy humilde, se disputaron en elecciones el título de Madrina de la serie Mundial de Béisbol Amateur, que aquel año se celebraría en Venezuela, fue la Plaza Bolívar de Caracas escenario de varios mitines y de las campañas de ambas candidatas, hasta que las cosas se subieron de tono cuando una mañana la plaza amaneció llena de volantes que rezaban: ‘‘Oly Clemente para la gente decente y Yolanda Leal para la gente Vulgar’’. Ante esta campaña de descrédito, el pueblo favorecería a Yolanda Leal, mujer trabajadora y sencilla que resultó ganadora, y cuya primera acción como reina fue depositar una ofrenda a los pies de la estatua de Bolívar.

Un asunto de reivindicación

Pero si vamos mucho más atrás en la historia de la que es hoy nuestra Plaza Bolívar, encontraremos un dato de gran interés que nos obliga a hacer una  nueva referencia a la estatua del Libertador , y a tocar un asunto de reivindicación histórica…

images(1)Todo indica que en el punto exacto en que está ubicado dicho monumento, justo en el centro de la plaza, fue donde se ejecutó el 10 de mayo de 1796 al zambo José Leonardo Chirino, prócer pre-independentista injustamente sub valorado por la historiografía oficial venezolana. Fue Chirino quien liderara una de las primeras rebeliones abolicionistas en nuestro país, y quien por ordenes de la Real Audiencia de Caracas fue sometido a horrorosos tormentos que incluyeron la horca, desmembramiento y posterior descuartizamiento, todo sobre una tarima o patíbulo que para tal fin se improvisaba  en el centro de la Plaza Mayor.

La sentencia de la Real Audiencia rezaba:

índice(2)‘‘Se le condena a muerte de horca que se ejecutará en la plaza principal de esta capital adonde será arrastrado desde la Cárcel Real, y verificada su muerte, se le cortará la cabeza y las manos y se pondrá aquella en una jaula de fierro sobre un palo de veinte pies de largo en el camino que sale de esta misma ciudad para Coro y para los Valles de Aragua, y las manos serán remitidas a esa misma ciudad de Coro para que una de ellas se clave en un palo de la propia altura y se fije en la inmediación de la aduana llamada de Caujarao, camino de Curimagua, y la otra en los propios términos en la altura de la sierra’’

Si bien no existe en rigor documentación histórica que avale lo antes referido, es decir, que la ejecución de Chirino se realizara en ese preciso lugar en que hoy se alza la estatua de Bolívar,  la lógica y los métodos empleados en la época indican que fue de esa manera, recordemos que la Plaza Mayor fue punto de encuentro de la vecindad caraqueña debido a la  importante labor comercial y religiosa que en ella y sus alrededores se desarrollaba, era ese el lugar destinado por las autoridades coloniales para “hacer justicia”, por lo tanto esta no es una teoría descabellada.

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Quien sabe si aquella tarde en que José Leonardo Chirino fue atormentado en medio de la Plaza Mayor de Caracas, entre la multitud aglomerada alrededor del cadalso se encontrase, como un curioso más, un rebelde jovencito mantuano de doce años de edad llamado Simón, que huérfano de padre y madre se  encontraba entonces bajo la custodia de su tío Carlos Palacios y solía pasearse por las calles de Caracas haciendo travesuras propias de su edad.

De haber ocurrido, seguramente la anécdota hubiese formado parte de las memorias del futuro Libertador y quizás figuraran en el Diario de Bucaramanga, dejémoslo pues en el terreno de lo que Herrera Luque llamó ‘‘la fabulación histórica''; pero es posible que así haya ocurrido, y que entre los recuerdos más íntimos de su infancia Bolívar evocara aquel hecho fatídico, sin llegar a imaginar que un día él abrazaría la misma causa libertaria de aquel condenado, y menos aún que 223 años después, no quedaría allí vestigio alguno que recordara al líder cimarrón, sino su propia estatua que contemplativa, ha sido mudo testigo del transcurrir de nuestra historia.

 

Para la reflexión

005La grotesca ejecución de José Leonardo Chirino no sería la única llevada a cabo en este lugar, el dantesco espectáculo se repetiría varias veces siempre con el mismo objetivo: advertir y evitar futuras sublevaciones contra el poder de la Corona y la Iglesia, que eran una misma cosa. A estas ejecuciones se convocaba a toda la población, que asistía con morbo y decadente espíritu de feria a aquellos tristes espectáculos en que se aniquilaban a sus libertadores, entre estos, José María España, quien también recibió la pena de muerte el 6 de mayo de 1799 en la plaza que hoy recibe el nombre de nuestro Libertador.

En la plaza de Armas de Cuzco, Perú, se puede observar una placa que indica el sitio en que fue martirizado Túpac Amaru II, sin embargo hasta hoy, en nuestra plaza Bolívar, no existe algún recordatorio de la inmolación del valiente zambo José Leonardo ni de José María España.

En cambio, allá en Falcón, se conserva el escudo de armas que muestra a Santa Ana de Coro, patrona de dicha entidad, en pose contemplativa, y a sus pies se observan tres cabezas sangrantes que representan a Chirino y sus lugartenientes de rebelión. (Los Escudos de Santa Ana de Coro -Falcón- por: Jesús Borges/ www.aporrea.org) Es decir que, como revolucionarios tenemos dos deudas simbólicas e históricas con ese libertador afrodescendiente que fue José Leonardo Chirino: en primer lugar modificar el escudo de esa entidad para no seguir rindiendo culto a la barbarie colonial, y darle un lugar en la plaza en que pagó con su vida,por ser precursor de nuestra independencia, quizás colocando una placa conmemorativa del hecho.

No solo la epopeya y el heroísmo hacen la historia, el tapiz que la constituye está conformado también por lo curioso, lo desagradable y hasta lo banal, el objetivo de este trabajo fue dibujar un poco la historicidad de un espacio público que lamentablemente la gran mayoría de los caraqueños desconoce, en una próxima entrega nos pasearemos por los misterios de Caracas.

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Para leer más sobre el tema:

Título: Bolívar. Historia de la estatua del Libertador en la Plaza Bolívar

Autor: Graciela Schael Martínez

Ubicación: Biblioteca Nacional Colección General Cota 731.709877 S294

Título: Plaza Bolívar

Autor: Carlos Eduardo Misle (Caremis)

Ubicación: Biblioteca Nacional Libros y Folletos Cota 987.7 M678

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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