Biblioteca Nacional: trinchera de lucha por la visibilización de la mujer

13 marzo, 2019

Al celebrarse este 8 de marzo 44 años de haberse oficializado el Día Internacional de la Mujer, aún son muchos los retos por conquistar

Texto: Renny Marrero/ Foto:Referenciales / Prensa IABNSB 08/03/019

La celebración del Día Internacional de la Mujer fue oficializada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) el 8 de marzo de 1975. La idea surgió a finales del siglo XIX y pasó por varias etapas en las que diferentes organizaciones y movimientos alzaron como bandera la reivindicación de la mujer a través del reconocimiento de derechos postergados por la sociedad patriarcal, entre ellos el derecho al sufragio, la ocupación de cargos públicos y la no discriminación laboral.

Aunque esta celebración parte de un momento específico en el tiempo, no podemos olvidar que la lucha de la mujer por conquistar espacios y derechos en una sociedad de iguales se remonta a épocas remotas, en diferentes escenarios. Las bibliotecas engrosan las listas de esas trincheras de lucha.

Usuarias, bibliotecarias, bibliotecólogas y autoras han sabido ocupar con orgullo y dignidad su justo lugar en estas casas del saber. No en vano, año tras año, se llenan con nombres femeninos los estantes de los recintos bibliotecarios. En la Biblioteca Nacional de Venezuela, el legado dejado por grandes figuras que han luchado por la inclusión de la mujer en los diversos ámbitos de la sociedad es enorme. Son luchadoras, son aguerridas, son mujeres, son venezolanas… Aquí cuatro de ellas:

''Un crimen misterioso'' antesala a la novela negra venezolana

La misteriosa Zulima

Un nombre quizás poco conocido en el mundo de las letras criollas es el de Lina López de Aramburu. Esta escritora, injustamente olvidada, fue la pionera de un género hasta hoy poco cosechado en Venezuela: la novela policiaca.

Aramburu publicó en 1889, bajo el seudónimo de Zulima, ‘‘Un crimen misterioso’’, su primer relato de ficción. Hasta hoy se considera la primera novela negra venezolana, por ser la primera cuya trama gira en torno a la resolución de un homicidio. En el año 2007, la Fundación El perro y la rana lanzó una edición de mil ejemplares de esta obra. Por su valor histórico y por ser pionera en su estilo, esta novela tiene bien ganado su lugar en la Colección de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Nacional, donde, de hecho, reposa el ejemplar original.

Poco se sabe de la biografía de esta caraqueña, cuyos escritos vieron la luz entre las últimas décadas del siglo XIX y los albores del XX. Fue autora de "El medallón" (narrativa, 1885), "María o el despotismo" (teatro,1885), "Blanca o consecuencias de la vanidad" (narrativa, 1896) y "La carta y el remordimiento" (teatro, 1900). Sus libros fueron lanzados en modestas cantidades; sus piezas teatrales fueron llevadas a las tablas y sus poemas fueron publicados en diarios locales.

Las rebeldes memorias de Teresa

Otra de nuestras grandes escritoras es Ana Teresa de la Parra Sanojo, mejor conocida como Teresa de la Parra, autora de ‘‘Ifigenia: Diario de una señorita que se fastidiaba’’, novela controversial para la época de su publicación (1922). A través de sus páginas, se planteó por primera vez en las letras venezolanas el drama de la mujer cautiva de las costumbres sociales. En ella, la autora reflejó el ansia de una mujer joven por vivir, conocer y ser independiente; todo un suceso literario para aquel entonces.

Una joya literaria resguardada en Biblioteca Nacional, en la Colección Antigua, es el manuscrito original de Memorias de Mamá Blanca, la segunda novela de Teresa de la Parra. Se presume que la donación de este material de gran interés histórico la realizó la propia autora. 

Ana Enriqueta contó hasta 99 para no retirarse…

La obra de la poetisa trujillana Ana Enriqueta Terán también se cuenta como representativa del firme pulso con el que la mujer venezolana escribió en las páginas de nuestra historia. Terán, quien entre otros grandes reconocimientos recibió el Premio Nacional de Literatura en 1989, destacó por su estilo profundo e intimista, lleno de sensualidad femenina. Escribió hasta los 97 años de edad y murió a los 99, en Valencia, el 18 de diciembre de 2017.

Los interesados en conocer sus versos podrán conseguir sus textos en la Colección Bibliográfica General de Biblioteca Nacional. Su obra completa está compuesta por 12 títulos, entre los que destacan los siguientes: "Al norte de la sangre" (1946), "Libro de Jajó" (1980-1987), "Casa de hablas" (1991), "Construcciones sobre basamentos de niebla" (Monte Ávila Editores, 2006) y "Piedra de habla" (Biblioteca Ayacucho 2014).

Con estas y otras dignas y valientes mujeres se inició el camino de la pluma femenina en nuestra patria, terreno que hasta entonces era dominado por los hombres; leer sus novelas, ensayos, poemas y el resto de sus obras es hacer honor a la mujer venezolana, que siempre ha sabido destacar en cuanto se propone.

Mirla y las guerreras

Desde las negras Hipólita y Matea, quienes fueron respectivamente nodriza y aya del niño Simón, pasando por la valiente Juana Azurduy, Manuela Sáenz ‘‘La Libertadora del Libertador’’ y ‘‘Caballeresa del Sol’’, hasta Juana la Avanzadora y la heroína colombiana Policarpa Salavarrieta, la historia de lucha y resistencia suramericana tiene en su haber sudor y sangre de mujer, pues fueron muchas las que dejando a un lado el machismo dominante de la época colonial pelearon junto a los hombres e incluso dirigieron a estos en más de una ocasión abriendo brecha hacia la emancipación.

Por ello, hoy, Día Internacional de la Mujer desde el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas queremos honrar el aguerrido espíritu de estas libertadoras recomendando efusivamente la lectura de Mujeres e Independencia, obra de la escritora e investigadora venezolana Mirla Alcibiades.

En Mujeres e Independencia, libro coeditado por el Centro Nacional de Historia y el Archivo General de la Nación, Alcibíades narra de manera magistral la participación de una serie de mujeres venezolanas y latinoamericanas en la gesta independentista de nuestro continente, especialmente en el período comprendido entre 1820-1821.

La autora, que es usuaria y frecuente visitante de las distintas colecciones bibliográficas de Biblioteca Nacional, busca sacar a la luz nombres y acciones de féminas que ofrendaron sus propias vidas en pro de la causa emancipadora.

En el prólogo, Alcibíades señala que si bien nombres como Josefa Camejo, Luisa Cáceres de Arismendi y Dominga Ortiz (tropera y esposa de José Antonio Páez) forman parte de una pléyade medianamente conocida y reconocida por nuestra historia, una gran legión de heroínas permanece en el anonimato, a pesar de que su participación no se vio limitada a labores de cocina o enfermería, sino también en los arduos combates que asestaron derrotas al enemigo realista.

Son estas heroínas anónimas las que Alcibíades pretende traer a la memoria del pueblo, reconociendo el valor y el protagonismo que tuvieron en la lucha por la independencia de América Latina. Sin la participación de estas guerreras amazónicas en nuestra historia insurgente, no tendríamos Patria Grande. Sírvanos esta lectura para honrar a las valientes mujeres latinoamericanas, porque hoy, como ayer, siguen combatiendo, siguen enfrentando grandes retos en materia de derechos sexuales y reproductivos, así como económicos, culturales y políticos, a los que se suma el propio derecho básico y fundamental a la vida. 

Al celebrase un año más del Día Internacional de la Mujer, gritamos con brío: “¡Ni una menos!”, pues decir mujer es decir vida.

 

 

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