El libro como un escudo: “Sin letras no hay voz, sin conocimiento no hay vida”

29 abril, 2019

En conmemoración al Mes del Libro, la Biblioteca Nacional celebró el cambalache Libro x Libro en La Biblioteca, un espacio de unión en la diversidad

Texto: Arizel Maya / Fotos: Ronald Montaño / Prensa IABNSB

“Sin letras no hay voz, sin conocimiento no hay vida” fue uno de los testimonios de los asistentes al cambalache "Libro x Libro en la Biblioteca", que se realizó el 26 de abril en los espacios abiertos del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas (IABNSB), en el marco de la celebración del Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor.

Entre tertulias sobre literatura, lecturas dramatizadas, actividades lúdicas, música y talleres didácticos, se cumplió el fin principal de la actividad: exaltar la importancia de los libros en la sociedad, ya que son ellos los agentes protagónicos de la transformación ciudadana. 

Es a través de los libros que los seres humanos se trasladan a mundos maravillosos, se sumergen en hechos inimaginables y cobran la fuerza mental necesaria para combatir los embates ideológicos. Los libros son vida y, al celebrar el libro, celebramos la vida misma.

Y eso quisimos hacer con este cambalache: que los libros cobraran vida; que fueran acariciados por quienes sienten amor y pasión por la lectura; que fueran deseados por quienes se sienten ávidos de nuevas historias y aventuras. Que a través de los libros se pudieran cambiar vidas. La meta se logró. Las imágenes y los testimonios lo confirman. El rostro de nuestra gente, también. 

Rostros de emoción: "¡cuántos libros entremezclados!"; Rostros con sentimientos encontrados: "¿lo cambio o no lo cambio?", Rostros de vacilación: "¿Ahora cuál me llevo?"; Rostros de alegría: "Me llevo uno aunque no traje ninguno"; Rostros de admiración: "¡Eureka!: Encontré el que tanto había buscado"… Rostros llenos de paz y satisfacción.

         

Lluvia de palabras

Nubes negras y pequeñas, pero constantes gotas de lluvía pusieron en riesgo el intercambio, programado en los magnificos espacios abiertos del majestuoso edificio de la Biblioteca Nacional, esa que está enclavada en el Complejo Cultural Foro Libertador. Ni los interesasos ni los organizadores se achicopalaron. Y esperaron pacientes hasta ver salir el sol. Con su bolsita en mano, cargada de letras y saberes, los asistentes, muchos de ellos de la tercera edad, hicieron su colita en el estand de recpeción, donde el grupo de promoción y animación de lectura los recibió con una calurosa bienvenida.

Así comenzó una productiva jornada cultural que duró un poco más de cinco horas y que, en palabras  del director general de la Biblioteca Nacional, Ignacio Barreto, se convirtió en el espacio propicio para "promover no solo la lectura, sino también valores como la solidaridad y la fraternidad".

Además, dijo brinda la oportunidad de aprender a compartir y, sobre todo, permite acercarse a esa extraordinaria herramienta para el fortalecimiento del pensamiento crítico como es el libro y la lectura”.

“Los libros son como nubes cargadas de un poderoso aguacero de palabras que se transforman en ideas e imágenes y pensamientos y que termina fortaleciendo nuestra conciencia, por ello debemos ponerlos al alcance de todos”, expresó. 

Los trabajadores de la Biblioteca Nacional pusieron alma y corazón en la organización y desarrollo de la actividad, donde los asistentes disfrutaron del sorprendente universo de la lectura, las letras y el conocimiento. 

Y la voz se hizo libro y canción

Con una lectura a voz alzada, se llevó a cabo el "Encuentro en tres tiempos: Garcilaso de la Vega, Cervantes y Teresa de la Parra", una adaptación de textos realizada por Herenia Acosta y puesta en escena por un grupo de trabajadores del Programa de los Servicios Bibliotecarios.

    

Raúl Bermúdez, funcionario de la Red Metropolitana de Caracas de Bibliotecas Públicas, participó con una actividad de animación lectora que involucró a gandes y chicos. Con juegos de palabras y el verso de Eduardo Sanoja “Yo quiero un libro”, hizo que los participantes, además de divirtirse un montón, se pasearan por una historia que invita a adentrarse en el fascinante mundo de la lectura.

“La celebración de esta actividad, en medio de alegría, canto y lectura, cuyo objetivo principal es promocionar la escritura, la lectura y el libro, nos permite, con dinámicas y juegos, mostrar que no hay edad para leer”, comentó Gregoria Graterol, trabajadora de la Biblioteca Pública Oscar Palacio Herrera.

Para promover uno de los textos emblemáticos que resguarda la Biblioteca Nacional, el Correo del Orinoco, creado por el Libertador Simón Bolívar, vibró la voz de Quintín Rengifo, pregonero del Correo del Orinoco, personaje interpretado por el director de Extensión Cultural, José Gregorio Cabello. De acuerdo con testimonios del momento, Quintín Rengifo repartía de manera clandestina los ejemplares de este órgano divulgativo de la guerra, que contrarrestaba las mentiras de la Gazeta de Caracas. Al dar vida a este mítico personaje, Cabello hizo un recorrido por hechos históricos que daban cuenta de la relevancia del diario en una época en la que la información jugaba un papel tan importante como las armas.

         

La música, alimento del alma, como los libros, no se hizo esperar. La primera interpretación musical estuvo a cargo del trabajador Jesús Guzmán, quien, a través de técnicas creadas por él mismo, tocó piezas de diveros géneros y épocas en un instrumento criollo, el cuatro. El concierto se entremezcló con un conversatorio en el que, de manera didáctica, el artista iba explicando cómo funciona el método "El nuevo cuatro", con el cual no solo se ejecuta música folclórica y popular, sino también se obras clásicas. Además, se obtienen efectos musicales de otros instrumentos como la guitarra, el arpa y el charango.

En tanto, el Ensamble Criollo de la Orquesta Típica Nacional, de la Fundación Compañía Nacional de Música, se lució con un repertorio, de más de cinco piezas que, dio un armonioso cierre a la actividad.

 Habla el lector

Durante el trueque, Miguel Ángel del Pozo Rosquete comentó que le pareció muy buena la idea de cambiar libros y considera que debería realizarse una vez al mes.

Por su parte, el escritor Ricardo Piñerua mencionó que “los libros son muy importantes para todos; no debería haber límites de intercambios”.

“Excelente iniciativa. Las felicito”; “Sin letras no hay voz, sin conocimiento no hay vida” y “Muy buena e interesante la actividad, felicitaciones a los organizadores” fueron algunos de los mensajes que los asistentes dejaron plasmados en un perganimo de opinión.

Más que libros

Además de todas la actividades culturales y educativas, los presentes participaron en el taller "Técnicas del papel reciclado tipo glasé", en el que aprendieron a crear obras llenas de color con tinta litográfica. La actividad estuvo bajo la dirección del trabajador bibliotecario Orlando Morales.

El Piso Rojo también sirvió de escenario para rendir homenaje al maestro y periodista Eleazar Díaz Rangel, quien falleció el pasado miércoles 24. Con unas sentidas palabras del titular del ente cultural, se honró la memoria de una grande en el periodismo venezolano.

         

 

        

 

         

         

          

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