Colección Antigua de la Biblioteca Nacional inauguró la muestra “De que vuelan, vuelan”

9 noviembre, 2019

Más de 30 títulos relacionados con religiones, sectas satánicas, fetichismos, esoterismo y supersticiones, se exhiben en la Sala de Libros Raros y Manuscritos

“Tan necio es creerlo todo, como no creer nada”

Seneca

Texto: Jufany Toledo / Fotos: Renny Marrero / Prensa IABNSB

La fascinación por lo desconocido y el mundo del ocultismo, llevó a diversos usuarios del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas, especialmente a los de la colección Documental Antigua, quienes la consideran “una colección misteriosa”, a solicitar que se realizara una exhibición de los libros que sobre esoterismo y superstición se preservan en la misma.

Más de 30 títulos relacionados con religiones, sectas satánicas, fetichismos, esoterismo y supersticiones, se exhiben en la Sala de Libros Raros y Manuscritos, ubicada en el nivel AP-2 del cuerpo de los Servicios de Atención al Público. Entre los ejemplares destacan dos libros de gran formato: el Tomo I (1880) y Tomo II (1881) de “Las supersticiones de la humanidad” de José Coroleu, editado por Jaime Seix en Barcelona, España, obras ilustradas con magníficos grabados copiados de los originales.

También pueden apreciarse dos tomos de “La Divina comedia”, de Dante Aliguieri (editado en 1883), con las ilustraciones del infierno y el paraíso de Gustave Doré; una Sagrada Biblia de 1884, editada por Felix Torres Amat, que también muestra excelentes ilustraciones, como por ejemplo la imagen de Jesús, cuando era tentado por el demonio; o “El diablo en el Siglo XX”, de Martín Requena (1931).

La muestra bibliográfica se complementa con ocho imágenes pertenecientes a la colección de Pedro Manuel Arcaya, que incluyen “La buena muerte”; “La mala muerte”; “Las tres Divinas personas” y a “Dios Todopoderoso”, entre otras.

Yelson Martínez, investigador y referencista de la sala de Libros Raros y Manuscritos, conjuntamente con Yulber Tovar, fueron los encargados de realizar la selección de libros y curaduría de la muestra; y luego de ofrecer el recorrido por la misma, protagonizaron un conversatorio, en el que compartieron con los asistentes diversas anécdotas, sobre los misteriosos episodios que ocurren entre las paredes de la Biblioteca Nacional.

“Más allá del valor epistemológico de sus colecciones, la Biblioteca Nacional es también su gente, y una cultura que le es propia, y dentro de esa cultura que trabaja, que organiza, conserva y sirve al usuario, existe otra cultura subterránea de la que pocos hablan, pero muchos saben… Quién no ha escuchado hablar aquí del escalofriante relato de la monja”, adelanta Yelson Martínez.

Verdaderamente, quienes durante años hemos trabajado en la Biblioteca Nacional, sabemos que se refiere a una serie de mitos y leyendas que históricamente, y como parte de nuestra rica tradición oral, se han transmitido de generación en generación, los cuales no sólo involucran a la institución, sino a las parroquias con las que comparte el Foro Libertador. Entre San José y Altagracia, han existido diversos lugares que han dado motivos para pensar en la existencia de almas en pena.

Y es que nos encontramos en las inmediaciones del Panteón Nacional, donde muchos de los allí enterrados fallecieron en forma violenta, en medio de cruentas batallas, donde con seguridad no recibieron la cristiana sepultura. Al respecto, Yelson comenta: “La Biblioteca Nacional fue construida sobre un cuadrante de dolor: hospitales, conventos, cementerios antiguos, el Cuartel San Carlos, y por si fuera poco, el Panteón”.

Desde las últimas décadas del pasado siglo XX, cuando aún la sede de la Biblioteca Nacional se encontraba en el Palacio de las Academias, esquina de San Francisco, ya era común escuchar las anécdotas con las vivencias de los vigilantes, que ante la diversidad de escalofriantes ruidos y voces que allí se escuchaban, después que el último empleado se marchaba de la institución, realizaban sus recorridos armados con una linterna, un crucifijo, un rosario o una estampita de la Virgen del Carmen, entre oración y oración, relató Yelson Martínez.

Por su parte, Yulber Tovar, a pesar de tener poco tiempo trabajando en la institución, asegura que llegó al lugar indicado, ya que se considera un apasionado en estos temas. “La Biblioteca Nacional está rodeada de diversas representaciones que la protegen, como pirámides, triángulos y obeliscos. Aquí no solo se preservan libros, se preservan también los espíritus de muchos de sus autores”.

La muestra estará abierta a lo largo del mes de noviembre  y se verá resaltada con un ciclo de conversatorios y ponencias inherentes al tema.

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