Teresa de la Parra, pasión por la palabra escrita

4 octubre, 2019

                        

A 130 años de su nacimiento, la Biblioteca Nacional te invita a releer a Teresa, a través de una muestra documental en los Servicios de Atención al Público y la liberación de 15 objetos en la Biblioteca Digital de Venezuela “César Rengifo”

Texto: Jufany Toledo / Fotos: Archivo / Prensa IABNSB

Este viernes 4 de octubre, con motivo de cumplirse 130 años del natalicio de Teresa de La Parra, el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas, a través de su dirección de Servicios de Atención al Público, rinde un merecido reconocimiento a una de las más importantes escritoras venezolanas, de la primera mitad del pasado siglo XX.

                         

Libros, folletos, periódicos, manuscritos y fotografías, se muestran en el hall de entrada a las colecciones de Referencia y Publicaciones Oficiales, en su sede del Foro Libertador, con el titulo “Teresa de La Parra, mujer y tinta”, producto de un esfuerzo conjunto entre la Hemeroteca Nacional, la división de Obras Planas del Archivo Audiovisual de Venezuela, Libros Raros y Manuscritos y la colección Bibliográfica General.

Teresa no alcanzó a escribir su autobiografía, pero muchos investigadores se han dado a la tarea de reconstruir su cronología, a partir de la riqueza de sus cartas y los testimonios de quienes la conocieron. Velia Bosch, Douglas Bohórquez, Irma Lovera de Sola, Ramón Díaz Sánchez, Elizabeth Garrels y María Fernanda Palacios, son algunos de los autores que han escrito sobre ella o recreado su vida, cuyos libros, junto a los escritos por la propia Teresa de la Parra, se encuentran en dicha muestra.

                               

Teresa fue una mujer que profesó gran pasión por la palabra escrita, con su puño y letra escribió sus textos, plasmó su diario y mantuvo relaciones epistolares con diversas personalidades. Buena parte de esos manuscritos fueron donados a la Biblioteca Nacional de Venezuela, quien fiel a la premisa de democratizar la información, los ha digitalizado y algunos pueden descargarse libremente, desde la Biblioteca Digital de Venezuela “César Rengifo”, a través de esta dirección: http://bibliotecadigital.bnv.gob.ve/?coleccion=teresa-de-la-parra

Escribir para romper esquemas

Ana Teresa Parra Sanojo, conocida internacionalmente como Teresa de La Parra, nace en París, Francia, el 5 de octubre de 1889, fue bautizada en la conocida iglesia de La Madeleine, París, el 1° de Febrero de 1890.

En 1902 es trasladada a Venezuela, a la hacienda familiar de caña, “Tazón”, ubicada en las cercanías de El Valle, que más tarde la escritora recuerda en las “Memorias de Mamá Blanca”. Su niñez y adolescencia transcurren entre Caracas y Europa. A la muerte de su padre viaja con su familia a España y cursa estudios como interna en el Sacre Coeur de Valencia, España.

Los Parra Sanojo vuelven a Caracas en 1909 y se instalan en una casa colonial, entre las esquinas de Torre y Veroes. Sus primeros cuentos fueron publicados en 1915, en El Universal y la Revista de París, con el seudónimo de Fru Fru, ya que en esa época escribir no era asunto de señoritas.

                           

Esos cuentos fueron: “Flor de Loto. Una leyenda japonesa” y “Un Evangelio indio: Buda y la leprosa”; y posiblemente también de esta fecha, datan sus cuentos fantásticos, El Ermitaño del Reloj, El Genio del Pesa Cartas y la Historia de la Señorita grano de polvo, bailarina del sol.

En la revista “Actualidades” dirigida por Rómulo Gallegos, publica en 1920 su “Diario de una Caraqueña por el lejano Oriente”; a partir de allí comienza a sonar su nombre; sin embargo, es en 1922 cuando inicia su verdadera revelación como escritora, al obtener un premio especial por su obra “Mamá X”, durante un concurso de cuentos patrocinado por el diario “El Luchador” de Ciudad Bolívar.

                        

Por haber obtenido ese galardón, José Rafael Pocaterra, le solicita una primicia de su obra para publicarla en la revista literaria “La Lectura Semanal”, que tituló: “Diario de una Señorita que se fastidia”, de la cual se imprimieron seis mil ejemplares, y que fuera la génesis de “Ifigenia”. La sencillez de su escritura y un estilo fresco y pulcro, la llevaron a convertirse en una de las más connotadas escritoras latinoamericanas.

Usando el nuevo seudónimo de Teresa de La Parra, publicó sus dos grandes novelas “Ifigenia” en 1924; y “Memorias de Mamá Blanca” en 1929, escrita en forma de crónica familiar, donde rescata y recrea con sencillez las voces y el habla venezolana de su época, evocando además, el mundo de la aristocracia criolla.

                                

Sus novelas se publicaron y conocieron primero en Europa, y fueron traducidas a varios idiomas. Teresa fue invitada a Bogotá, Nueva York y La Habana a dictar conferencias magistrales, en donde el tema de la emancipación de la mujer resultaba una constante.

En 1931, comienza a sentir los primeros síntomas de su enfermedad, y muere en Madrid, España, el 23 de abril de 1936, a la edad de 47 años, a causa de una lesión pulmonar, producto del asma y la tuberculosis. Allí fue sepultada en el Cementerio de Nuestra Señora de La Almudena.

En 1947, sus restos fueron repatriados y trasladados con honores al panteón de la familia Parra Sanojo, en el Cementerio General del Sur. Para conmemorar el centenario de su nacimiento, el 7 de noviembre de 1989 su cadáver es exhumado nuevamente y trasladado al Panteón Nacional, junto a los grandes hombres y mujeres de la patria.

                                      

                

 

 

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