¡Niñas y niños gozaron un puyero zapateando con el joropo llanero!

5 diciembre, 2016

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Texto: Renny Marrero / Prensa IABNySB

El pabellón infantil  de la Feria Internacional del Libro de Venezuela FILVEN 2016, se vistió de fiesta llanera con una clase magistral de joropo ofrecida por el Taller de teatro Manatí, dirigido por el profesor José Gregorio Cabello, director de la Oficina de extensión cultural del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas (IABNySB), en la actividad participaron 60 pequeños entre niñas y niños que se acercaron por primera vez a la música y baile tradicional de forma amena y divertida.

Mientras el profesor Cabello y su compañera de baile Cristina Molinati, mejor conocida en el escenario como la profesora »Cristina Paraulata» preparaban su presentación, los más pequeños y el público en general lograron disfrutar de las ocurrencias de un mimo bastante peculiar, se trata de »Luis, el único mimo que habla», quien hizo participar a varias personas del público en la dramatización del poema »La torta que puso Adán» del extraordinario poeta  caraqueño Aquilez Nazoa, para luego complacer a los más insistentes entre los pequeñines, a actuar como mimos que sin decir palabra alguna, logra a punta de mímicas arrancar carcajadas con su actuación.

Aponerse las alpargatas!

El Taller de teatro Manatí lleva más de 30 años haciendo de la narración oral interactiva, la vía mediante la cual grandes y chicos se acercan a la cultura popular, esa que nos narra la historia de  nuestros abuelos, los ricos dulces preparados en nuestros pueblos, sus costumbres y tradiciones, ejemplo de ello, fue el cuento de fantasmas y aparecidos que narró Cristina Paraulata, para explicar a los niños el valor de nuestras creencias, los recursos teatrales utilizados por los actores mantuvieron cautiva la atención del publico.

La narración colectiva del cuento »El árbol de mi pueblo» en que se fueron involucrando niños y adultos del público, en un hermoso mensaje ecologista y de valoración de nuestros juegos de antaño, fue la excusa perfecta para celebrar una fiesta llanera a ritmo de joropo.

José Gregorio Cabello, ataviado a la usanza llanera con sombrero de pelo e´ guama, pantalones »arremangaos» y alpargatas llaneras acompañado por Cristina Paraulata luciendo una hermosa falda colorida y bellas alpargatas, explicaron al grupo de niñas y niños que se animaron a zapatear junto a él y Cristina, cada uno de los ritmos o variantes del joropo, es decir central, oriental y llanero; cada descripción fue acompañada de la explicación de los pasos que distinguen a cada uno, luego ir practicando preparando a los bailarines para una gran competencia que despertó el interés y la fantasía de los pequeños concursantes.

De forma didáctica y sencilla, los instructores explicaron que por joropo se entiende al baile popular presente entre Venezuela y Colombia con ritmo vivo, compuesto de diversas figuras coreográficas y con influencias de las músicas negras y criollas, en compás de tres por cuatro o seis por ocho, con que se acompaña este baile.

Cabello fue narrando las diferencias entre el joropo central, el oriental y el llanero dejando claro que pese a sus diferencias, el joropo se caracteriza por ser un baile de pareja enlazada, donde la mujer sujeta al hombre con ambas manos. En su temática, el hombre lleva la iniciativa y determina las figuras a realizar. La mujer observa los movimientos que él hace y lo sigue con habilidad.

En el joropo hay dos posiciones principales: una es la de punta de soga, donde se toman ambas manos conservando cierta distancia y la posición del valseo, explicó Cristina, sacando a bailar a un abuelito del público y explicando que el hombre pasa la mano derecha por la cintura de la mujer y con la izquierda sujeta la mano derecha de ella, mientras la izquierda descansa sobre el hombro; cuando el hombre zapatea, la mujer escobillea, fue indicando Cabello.

La clase magistral quedó a la espera de la gran competencia de joropo, las niñas y niños fueron invitados a divertirse en una presentación musical en el Eje del Buen Vivir, donde acudieron cansados pero felices después de tanto zapatear.

El pabellón infantil contó con gran número de actividades en las que participó la Red Metropolitana de Bibliotecas Públicas, la Red de Teatro de Distrito Capital y otros entes públicos, con el objetivo de llevar educación y recreación a las niñas y niños durante esta fiesta del libro.