La utopía en la creación de Claudio Perna

19 febrero, 2018

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Hasta este jueves 22 de febrero podrá visitarse el archivo y la memoria del artista italo-venezolano, que se exponen en la sala Juan Germán Roscio de la Biblioteca Nacional

Mis fotos están en mi tiempo que estoy viviendo. Soy un interprete de mi tiempo…”

Claudio Perna

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Texto: Sady Arturo Loaiza / Fotos: Adianez Gutiérrez

Este jueves 22 de febrero de 2018, clausura la exposición Claudio Perna 20/40 en conmemoración de los 20 años del fallecimiento del artista y maestro, Claudio Perna, ocurrido en Holguín, Cuba el 10 de febrero de 1997. La Biblioteca Nacional consideró que la mejor forma de recordarlo y celebrarlo, era visibilizarlo desde los soportes siempre vivos de sus archivos. A través de la imagen de su obra, que sugiere leerlo una y mil veces: unas para contemplarlo, otras para comprenderlo, pero sin duda, todas para disfrutarlo. Esta Institución se tomó de la mano con la Fundación Claudio Perna, para traerlo de nuevo a los lugares que tantas veces recorrió.

La Sala Juan Germán Roscio, es el espacio donde se recrea la vida de Perna. El fotógrafo, el geógrafo, el maestro, el ecologista, el bibliotecario; y muy especialmente el artista, están presentes en cada uno de los objetos/arte que allí se exhiben, los cuales forman parte de la colección que en vida le donara a la Biblioteca Nacional, junto a otros que integran el patrimonio de la fundación que lleva su nombre. Visitar esta exposición, y hacer una lectura de Claudio, tiene el poder de revivir lo luminoso de su obra, caracterizada por la subversión, la vanguardia y la utopía.

El concepto de utopía como no-lugar, ha cambiado radicalmente desde Thomas Moro hasta nuestros días. El término se ha ido alejando de sus raíces etimológicas para hacerse de un lugar dentro de los imaginarios sociales y culturales: ya no puede concebírsele como la proyección de un sueño lanzado al abismo de la imposibilidad, sino como una construcción simbólica, capaz de imaginar y construir nuevos modelos de mundo como alternativas al orden establecido.

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La expresión concreta de cualquier precepto dominante, siempre se verá amenazada ante la irrupción de la materialidad simbólica de la utopía. He allí su carácter subversivo y constructivo: imaginar y crear mundos posibles. No obstante, la semilla utópica ha sido conservada en dos dimensiones de lo humano: la estética y la ética. Vayamos allí y encontraremos su vitalidad y vigencia. El arte y los proyectos éticos, por fortuna, siguen siendo los lugares de la utopía. La conciencia utópica ha encontrado en el arte un lugar habitable, pareciera que la hospitalidad del arte se debe al hecho de que toda utopía lleva dentro de sí una estética.

Desde esta doble perspectiva, la utopía como estética y como ética, se puede hacer una lectura de la obra de quien es uno de los artistas fundacionales del arte conceptual en Venezuela; “Arte Povera”, denominaría el propio Perna a su “estética de la marginalidad”, con la cual este artista nacido en Milán, Italia el 20 de diciembre de 1938, logró ensamblar los más disímiles objetos hasta convertirse en un irreverente de las artes visuales.

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El lugar estético de lo conceptual

La utopía antes de ser social es un hecho individual. Es la construcción subjetiva del ser. Tiene un origen ontológico y desde allí se despliega en lo social y lo ético. El mundo primordial de todo ser está constituido por lo íntimo experiencial, que en la obra de Claudio Perna, se encuentra plasmado en diversos soportes como fotocopias, polaroids, eventos conceptuales, grabados e intervenciones de mapas, que reflejan esa eterna construcción y búsqueda de una geografía simbólica, donde no existen fronteras ni límites, sino una personal proposición, donde cada una de sus obras se resemantiza, a través de la mirada de quienes vemos en su trabajo una iconografía genuina, urbana, social, dramática y simbólica, sin importar los cánones o las estéticas pre-fabricadas. Lo único realmente importante es su YO, lo auténtico de su ser, que está presente en cada etapa de su creación.

Esta apropiación sensible, permite hacer de los rasgos del paisaje urbano y marginal, los códigos a partir de los cuales se representa lo conceptual, toda vez que los aspectos que caracterizan la ciudad se trasmutan en símbolos con los que se le construye un lugar a la utopía. Para Paul Ricoeur, la creatividad del arte consiste en penetrar en el mundo de la experiencia humana para retrabajarla desde el interior1. La utopía es alojada en el mundo primordial del artista, es decir, en el venezolano y en Venezuela como una semiósfera, en palabras de Lotman.

Por ello, no se trata sólo de la representación descriptiva del paisaje urbano o marginal, sino que dentro de ellos se establece una estrecha relación entre este mundo de afuera y el mundo interior del artista. Y es que el ser latinoamericano está ligado íntimamente a la fuerza de la tierra, al impulso de lo mítico de la ciudad, como eje dinamizador de toda la arquitectura cultural y emocional, engranada en cada uno de los significantes de los códigos estéticos.

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Nuestro Claudio está inspirado por la figura de la ciudad, de la urbe, como espacio sensible a intervenir. Lo ecléctico en la relación tiempo-espacio-imagen dentro las coordenadas geográficas y la armonía en la diversidad, desde la construcción estructural, hasta la instalación de la imagen, para la inserción arquitectónica en el espacio natural, dejando en el soporte un testimonio, un documento.

El lugar de Perna, es el del sujeto estético latinoamericano, construido sobre la conciencia telúrica que crea un espacio y lo confronta con el espectador, para que este siga una serie de indicaciones didácticas, que en algunos casos, revaloriza, resemantiza, resignifica la obra, convirtiéndolo en un público participante y creador. Claudio Perna 20 40, es un aspecto determinante en lo que hemos denominado la estética de la utopía conceptual desde el archivo como objeto/sujeto de arte.

Quien desee tener una experiencia visual/sensorial y un encuentro cercano con el legado de este extraordinario artista, no puede dejar de visitar el excelente montaje de la exposición: “Claudio Perna 20-40. Archivo vivo y memoria”, que clausura este jueves 22 de febrero en la Sala Juan Germán Roscio de la sede administrativa de la Biblioteca Nacional, en el Complejo Cultural Foro Libertador, final de la avenida Panteón, Caracas.

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1

Ricoeur, P. (2000). “La experiencia estética” en Valdés M. et al. (2000). Con Paul Ricoeur: indagaciones hermenéuticas. Caracas-Venezuela: Monte Ávila Editores.

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