Se conmemoraron 162 años de la siembra de Manuela Sáenz

23 noviembre, 2018

Casa Martí honró con música y poesía la memoria de ‘‘La Libertadora del Libertador’’

 

 

Texto: Renny Marrero / Foto: Adianez Gutiérrez / Prensa IABNSB 23/11/018

La Casa de Nuestra América José Martí, espacio cultural adscrito a Biblioteca Nacional, se llenó de cantos y versos que evocaron un amor histórico y muy especial: el de Manuela Sáenz y Simón Bolívar, dos seres rebeldes, sedientos de libertad y justicia.

El 23 de noviembre de 1856, hace 162 años, moría en Paita, Perú, Manuela Sáenz Aizpuru, quien nació  en la  Real Audiencia de Quito, Virreinato del Perú (actual Ecuador), el 27 de diciembre de 1795.

Ante la fecha, el grupo literario ‘‘En la otra orilla’’ brindó un poético homenaje a la memoria de quien el propio Bolívar apodara ‘‘La libertadora del Libertador’’, luego de que la quiteña le salvara la vida.

La poetisa Vilma Guilarte fue la maestra de ceremonia en el encuentro. ‘‘Estamos honrando la memoria de una mujer aguerrida, adelantada a su época, una mujer que amó intensamente a un hombre y a una causa y que lo arriesgó todo por la Patria Grande, que es nuestra América’’, manifestó.

 

De igual manera, Guilarte recordó que Manuela fue condecorada en varias ocasiones por su valor en el campo de batalla, no solo por Bolívar, quien la nombró Húsar, sino también por San Martín, prócer que le otorgó el título de ‘‘Caballeresa del sol’’. Sucre solicitó a Bolívar mediante una carta ascenderla al rango de coronela.

Como antesala a esta jornada poética, el historiador Carlos León brindó una semblanza de Manuela que arrojó luces sobre el valor de esta gran fémina. 

‘‘Esta mujer ha sido a lo largo de nuestra historia uno de los personajes más marginados y denigrados y no es sino hasta mediados del siglo XX que se viene rescatando el gran valor de su pensamiento y su obra como estratega política y militar. Verla solo como el amor de Bolívar es restarle valor’’, sentenció el historiador.

El público pudo disfrutar de ‘‘Serenata al mar’’, un repertorio de varias piezas musicales románticas interpretadas por el músico Kley López, que  acompañó la lectura de poemas de varios integrantes del grupo literario ‘‘En la otra orilla’’.

Especialmente emotiva resultó la lectura dramatizada de varios pasajes del libro ‘‘Las más hermosas cartas de amor entre Manuela y Simón’’, que permitió al público aproximarse a la intimidad de dos almas unidas por una doble llama: la pasión y el ideal libertario.

La poetisa Zulay Navarro dio vida a ‘‘La amable loca’’, como cariñosamente bautizara Bolívar a Manuela, mientras que el poeta Jesús Reyes prestó su voz a un apasionado Simón. A continuación algunos fragmentos  de este intercambio epistolar  que habla por sí mismo:

‘‘Mi amor: yo me siento muy afligida por la circunstancia de usted. No puedo más con mi pasión que lo venera a usted, ya conoce mis  sentimientos y todo lo que es para mí. Me reanima el saberlo dentro de mi corazón. Lejos, mi Libertador, no tengo ni descanso ni sosiego, solo espanto de verme tan sola sin mi amor de mi vida. Usted merece todo, yo se lo doy con mi corazón que palpita al pronunciar su nombre’’.

El  anterior pasaje corresponde a la carta que, desde Chuquisaca,  escribiera el  8 de febrero de 1826 una enamorada Manuelita al General Simón Bolívar.

Por su parte, el poeta Jesús Reyes, encarnando a un  Simón hecho también poeta, respondió leyendo la siguiente misiva fechada el 20 de abril de 1826 y escrita desde Lima:

Mi adorada Manuelita:

‘‘Tú me acechas entre el lecho de las acacias y los cedros, aprisionando mi pobre humanidad entre tus brazos. Yo me entrego a tal prisión como raptado por el encanto de tu sutil sonrisa y tu audacia, en méritos estratégicos para aparecerte como Diana en los jardines de Odiseo’’.

El grupo literario ‘‘En la otra orilla’’ se reúne cada quince días, los sábados, a partir de las 2:00 de la tarde, en el Eje del buen vivir, en Bellas Artes, adonde puede acercarse todo aquel que desee compartir la musa poética y disfrutar de un sano  encuentro con lo que espera al otro lado del verso.

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‘‘Contigo estoy dispuesto a llenarme exasperado de las satisfacciones propias del amor. Este altar de Venus vale bien trocarlo por el trajín del servicio a Marte, en el que pondré también mi más caro empeño, en la magnitud de mis esfuerzos. Espérame en el huerto de 'Chuquiguada', con tu vivaz encantamiento de sorpresas’’.

Te amo,

Tuyo, Bolívar.

 

 

 

      

     

      

 

 

 

 

 

 

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