Alberto Adriani: El hombre que puso su agudeza y conocimiento a favor de Venezuela

9 agosto, 2019

Importantes estatutos legales de nuestro país fueron ideados por este merideño, cuya obra fue revisada en un conversatorio celebrado en la Biblioteca Nacional

Texto y foto:Renny Marrero/Prensa IABNSB/09/08/019

La obra que en diversas áreas legara al país el economista y político Alberto Adriani fue analizada en un conversatorio que se llevó a cabo este viernes en la sala Andrés Bello, ubicada en Libros Raros y Manuscritos, nivel AP2 del Cuerpo de Servicios del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas (IABNSB).

En la actividad, llamada ‘‘Alberto Adriani: El pensamiento vigente de un visionario’’, la historiadora Yajaira Hernández fue la encargada de ofrecer el análisis comentado de la vida y obra del también diplomático, quien nació el 14 de junio de 1898 en Zea, estado Mérida. Fue el menor de los cinco hijos concebidos por el matrimonio conformado por los inmigrantes Giuseppe Adriani y María Mazzei.

En Adriani, según explicó la ponente, podemos encontrar el prototipo del hombre de leyes: aunque  estudió Derecho, su trabajo se afianzó en lo económico. Hoy, importantes estatutos legales de nuestro país como el Impuesto Sobre la Renta (ISLR), la Ley de Aduanas y hasta la creación del Banco Central de Venezuela (BCV) fueron ideados por este merideño.

​La carrera de Adriani fue precoz, de adolescente pidió a su padre que le regalara una imprenta y con esta creó su primer periódico. En Mérida, se hizo amigo de Mariano Picón Salas, con quien colaboraría varias veces en la revista Cultura Venezolana. En 1916 se mudó a Caracas e ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y, siendo aún muy joven, se convirtió en secretario del canciller Esteban Gil Borges, con quien viajó a Nueva York a la inauguración de una estatua dedicada al Libertador, Simón Bolívar, por el centenario de la Batalla de Carabobo.

Los aportes de Adriani en diversas áreas de la vida nacional venezolana, como la economía, la diplomacia y la agricultura, no se hicieron esperar. Tras una temporada en Europa, en la que cultivó su intelecto y perfeccionó su uso del francés, el alemán y el italiano, fue designado Cónsul en Ginebra, poco después pasó a formar parte del cuerpo diplomático de la delegación venezolana en la Sociedad de las Naciones, organización que antecede a la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Aunque Adriani formó parte, al igual que muchos otros intelectuales de su época, del gobierno gomecista, manifestó su deseo de no regresar al país hasta la muerte de Juan Vicente Gómez; sin embargo, regresó a Venezuela en 1930 y se dedicó a la agricultura en su natal tierra junto a sus padres.

En 1936, tras la muerte de Gómez, el nuevo presidente de la República, Eleazar López Contreras, llama a Adriani a Caracas reconociéndole como uno de los hombres más capacitados para conformar el nuevo gobierno. De esta manera, el economista pasó a dirigir la comisión que redactó  el documento conocido como Programa de Febrero y que se tiene hasta hoy como el primer plan de gobierno moderno de nuestra historia.

 Con la llegada de López Contreras al poder, se abrieron para Adriani las posibilidades de dar muestras de su preparación. En 1931, propone crear el Banco de la Nación con la intención de que dicho ente emitiera nuestra moneda nacional. Diez años después de esta propuesta se fundaría el Banco Central de Venezuela.

Poco después Adriani se convirtió en ministro de Agricultura, coordinó junto a Picón Salas el Movimiento de Organización Venezolana, que agrupó a importantes intelectuales preocupados por el devenir del país; dio pie al creación de la revista “El agricultor venezolano” y reformó varios decretos con la intención dar apoyo a los agricultores de cara a las primas de exportación.  

Tras su paso por ese ministerio fue designado como ministro de Hacienda. Desde ese despacho, adelantó un importante proyecto de Arancel Aduanero y otro para la Ley Orgánica de la Renta Nacional de Cigarrillos, así como un plan de impuestos sobre herencias y legados. También, presenta un Proyecto de Presupuesto de Rentas y Gastos Públicos, por lo que hoy se le reconoce como precursor del ISLR.

Alberto Adriani murió el 10 de agosto de 1936 en Caracas. Su prematura muerte, pues apenas contaba con 39 años de edad, suscitó sospechas y teorías conspirativas. Fue un adelantado a su época y un visionario que vio en la agricultura la base fundamental de la economía venezolana, advirtió sobre los peligros del rentismo petrolero y sobre la necesidad de diversificar la exportación.

El conversatorio culminó con tres curiosidades: Alberto Adriani fue el primer funcionario ministerial venezolano en comunicarse con la ciudadanía por radio, durante una transmisión hecha el 27 de enero de 1936, cuando anunció la reforma de un decreto sobre primas de exportación y la asignación de  una importante suma para el Banco Agrícola y Pecuario destinada a beneficiar a los agricultores.

La segunda es que la frase ‘‘Sembrar el petróleo’’, atribuida a Arturo Uslar Pietri, fue acuñada originalmente por Adriani, como parte de sus propuestas de desarrollo económico. Y la tercera es que durante su estancia en Londres, en 1926, se involucró en el rastreo y subsiguiente repatriación de ‘‘La Colombeia’’, el archivo de Francisco de Miranda  a tierras venezolanas.

Adriani nunca escribió un libro para su publicación, pero sus trabajos fueron divulgados en diarios y revistas de Venezuela y el extranjero. Al cumplirse un año de la muerte de Alberto Adriani, sus amigos Arturo Uslar Pietri y Diego Nacerte Sardi recopilaron sus principales trabajos en libro titulado: “Labor Venezolanista”. Este y otros ensayos que recogen su pensamiento forman parte de la colección general del IABNSB.

 

CompartirShare on FacebookShare on Google+Tweet about this on TwitterEmail this to someonePrint this page