Héctor Poleo, un viaje por la sociedad sudamericana a bordo del tren del color

26 mayo, 2018

Pintor de pies incansables, con su brocha expresó la visión que tuvo de cada uno de los países que visitó a lo largo de sus 70 años de vida

Texto: Lisayde Santamaría/ Fotos: Adianez Gutiérrez/ Prensa IABNSB 25/05/2918


Doce años tenía el caraqueño Héctor Poleo cuando ingresó a la Academia de Bellas Artes, quien a los seis años perdió la visión del ojo izquierdo por causa de un accidente; en la Academia fue alumno de Marcos Castillo, Antonio Edmundo Monsanto y Federico Brandt; allí estudió durante siete años para egresar con una beca que lo enviaría rumbo a México, lugar donde aprendería la técnica de la pintura al fresco y el arte del muralismo de la mano de grandes como Diego Rivera.

Esta primera parte de su obra artística, está influenciada por los paisajes y personajes de la cultura mexicana.

los comisarios 1942 Viajero infatigable, que gustaba de vivir largas temporadas en los sitios donde pisaba, cuando regresó a Venezuela desde el país de los mariachis, no cesó sus traslados de un lugar a otro, y visitó gran parte de los andes venezolanos, y sus vistas y su gente fueron la fuente de donde fluyó el encanto para lo que sería la segunda etapa de su obra.

 

 

sin título 1947En 1944 se mudó a Nueva York, y allí se empapó de los dolores y la desesperación de una Segunda Guerra Mundial en marcha, y esta angustia y desolación dirigiría su pincel durante los siguientes cinco años que vivió en esa ciudad; entraría además en contacto con el surrealismo, y su labor durante este tiempo se acercó mucho a la de Salvador Dalí, hasta que en 1948 se marcha para Europa, visitando varios lugares y fijando su residencia finalmente en París.

dos figuras 1951En la capital francesa agregó a su bagaje de conocimientos la fenomenología de la luz, el tratamiento del color y la investigación propiamente creativa. En 1952, bajo sospecha de activismo político es deportado a Venezuela, se instala nuevamente en su capital, y participa en el proyecto de Carlos Raúl Villanueva llamado “Síntesis de las artes”, en la Ciudad Universitaria de Caracas.

En 1958 regresa a París y comienza a diseñar y moldear objetos en cerámica y tapices, siendo que para 1963 cambia su técnica y comienza a experimentar con la caseína y el acrílico. Esta sería la última etapa de su producción pictórica, que el propio Poleo daría en llamar “Figuración poética” y estaría conformada por rostros de gran de realismo y belleza.

Su obra, que tuvo como médula espinal el carácter y la realidad social sudamericana, deambuló por varias etapas de desarrollo artístico y una diversidad de técnicas pictóricas que la hacen variopinta y atractiva, sin perder por eso su hilo conductor.

mural héctor poleo

Héctor Poleo es uno de los máximos exponentes del surrealismo en Venezuela, y existe material visual a disposición del visitante en el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Biblioteca (IABNSB) en la Colección de Diseño y Obra Gráfica de  la institución.

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