Salvador Garmendia: Una inquieta imaginación habitada por pequeños seres
11 junio, 2018
El duende de la escritura lo llevó a incursionar en la novela, el cuento y el cine
Texto: Renny Marrero/ Foto: Adianez Gutierrez/ Prensa IABNSB 11/06/018
"Uno escribe porque necesita responder a un impulso de escribir,
porque cree que está obligado a expresar determinada realidad, a indagar en la memoria…"
S G.
Tal día como hoy, 11 de junio pero de 1928 nació en Barquisimeto, estado Lara el polifacético escritor Salvador Garmendia, se crió en el seno de una humilde familia fueron sus padres Dolores Gratarón y Ezequiel Garmendia, sus estudios primarios los realizaría a partir de 1934 en una escuelita rural dirigida por unas hermanas de apellido García Sorondo a quien el futuro cuentista recordaría con mucho cariño aunque razones económicas le llevarían a culminar esta etapa de forma autodidacta al no poder seguir asistiendo a las aulas.
Para 1940 vive uno de los momentos más difíciles de su vida, aquejado por la tuberculosis se ve obligado a permanecer tres años postrado en una cama, es durante esta etapa que lo posee lo que el poeta español García Lorca llamó “El duende de la escritura” y comienza lo que será su enriquecedora producción literaria …
En 1946 publica su opera prima una novela titulada El parque, para esta época hace el prólogo de Cantos iniciales, primer poemario de su amigo Rafael Cadenas, al cumplir los 20 años se une al Partido Comunista de Venezuela PCV, poco tiempo después publica la revista Tiempo Literario y comienza a escribir en algunos periódicos entre ellos El Nacional.
Para 1948 llega a Caracas, ejerció también la docencia universitaria en la UCV y el periodismo obteniendo el tíulo de locutor en 1949, de sus trabajos en Radio Tropical destacan las adaptaciones que hizo de varios clásicos de la literatura universal entre ellos Crimen y castigo, su paso por la AM y FM estuvo también marcado por la actividad política pues a través de la radio novela Marcela Campos, la guerrillera de los Llanos, criticaba las formas de gobierno de la Venezuela de su época.
En 1959 aparece una de sus obras más famosas, se trata de su segunda novela Los pequeños seres que le hace merecedor el Premio Municipal de Prosa, a partir de entonces se vincula en sendas experiencias literarias: los grupos Sardio y El Techo de la Ballena, este ultimo fundado en 1961 tras la desintegración de Sardio, los años venideros serán muy fructíferos para su pluma publicando consecutivamente las novelas Los habitantes (1961), Día de ceniza (1963), La mala vida (1968) y su primer libro de cuentos: Doble fondo (1965) y la monografía: La novela en Venezuela (1967).
La década de los 70 representó sin duda alguna una etapa de crecimiento para Garmendia, inicia la década publicando Difuntos, extraños y volátiles, también en estos años formó parte de la primera junta directiva del del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos CELARG, previamente fue asesor de la a Biblioteca Popular El Dorado en Monte Ávila Editores, para 1972 obtiene el Premio Nacional de Literatura por su libro de cuentos Los escondites, el galardón viene acompañado de una beca otorgada por la Universidad de los Andes para estudios y trabajo en Barcelona, España.
El año siguiente no le resulta menos productivo pues aparece su novela Los pies de barro y tiene el honor de prologar el libro de cuentos Moscas, árboles y hombres del extraordinario maestro de las letras Arturo Uslar Pietri, un poco más tarde en 1974 publica Memorias de Altagracia que será una de sus obras más importantes y que en 1982 fue incluida en Letras Hispánicas dentro del género de obras clásicas de la literatura española y latinoamericana. Al siguiente año se relaciona con la obra de otros dos grandes de las letras llevando a la pantalla chica una adaptación de Pobre negro de Rómulo Gallegos y escribiendo el guion de la película Fiebre, adaptación de la novela de Miguel Otero Silva.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas para Garmendia en esta época tan productiva, en 1976 aparece publicado en El Nacional un cuento de su autoría titulado El Inquieto Anacobero inspirado en la figura del célebre intérprete boricua Daniel Santos que despertó todo un revuelo por su contenido y el uso de “malas palabras”, aunque el filólogo Ángel Rosenblat autor del libro Buenas y malas palabras señalara que ninguna palabra está mal dicha el Bloque de Prensa Venezolano no lo creyó así y presentó una denuncia contra Garmendia ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Penal, “por el delito de ultraje al pudor público, lesionador de los principios morales de la sociedad venezolana.”
El incomprendido humor de Garmendia sobreviviría a estos ataques y dos años después en 1978 se une a otro irreverente, el humorista y caricaturista Pedro León Zapata con quien funda el periódico humorístico El sádico ilustrado, de esta experiencia se desprenderá tiempo después las Crónicas Sádicas, compilación de la editorial El estilete a las satíricas paginas de Garmendia desde finales de 1978 hasta mediados de 1979, entre estas crónicas destaca Elogio de la mala palabra, primera publicación que escribió para El Sádico Ilustrado, en ella leemos:
“No sé si algún filólogo simpático se habrá detenido a calcular, en cifras, la cantidad de vocablos, provenientes del lenguaje común o pretencioso, que se han desintegrado, podrido o muerto, simplemente, a lo largo del tiempo, mientras las malas palabras, manteniéndose frescas y rosadas, siguen su camino, muertas de la risa”
En 1981 Garmendia publica el libro de relatos El único lugar posible, Para 1982 reedita La mala vida, incluyendo en ella notables correcciones, ese mismo año su cuento El peatón melancólico, se convierte en un cortometraje dirigido por el cineasta Luis Salamanca, para 1983 trabaja junto a Román Chalbaud realizando el guion cinematográfico de la película La gata borracha, al siguiente año le nombran Consejero Cultural en Madrid y recibe una beca de la que surge su novela El capitán Kid. Dos años después aparecen los libros de cuentos Hace mal tiempo afuera y La casa del tiempo.

En los años siguientes realizó importantes aportes al mundo de las letras, prologa los poemas de Antonio Ramos Sucre y Vicente Gerbassi, escribe para la agencia de noticias EFE y recibe el Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo en su Mención Cuento por el relato titulado Tan desnuda como una piedra.
Iniciando la década de los noventa obtiene el Premio Dos Océanos de Francia (1992), durante esta etapa se dedicó a la publicación de una serie de cuentos infantiles, entre estos destacan: Galileo en su reino (1994), El cuento más viejo del mundo (1997), Un pingüino en Maracaibo, El sapo y los cocuyos (ambos en 1998) y El turpial que vivió dos veces (2000).
Cabe destacar que fueron los hijos de Garmendia quienes despertaron en este su faceta de cuentista, esta vertiente la desarrolló a medidas que inventaba historias para sus pequeños
enriqueciendo estos relatos con personajes insólitos y sucesos que rozan el realismo mágico como se puede evidenciar en Doble fondo (1966), Difuntos, extraños y volátiles (1970), Los escondites (1972), El único lugar posible (1981), La gata y la señora (1987) y Cuentos cómicos (1991) .
Salvador Garmendia falleció el 13 de mayo de 2001 en Caracas víctima de una afección pulmonar, su producción literaria es considerada como una muestra de la elocuencia y calidad narrativa latinoamericana, en 2006 la Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello creó un Premio Nacional de Narrativa que lleva su nombre.
Los interesados en conocer la obra de Garmendia la encontrarán en nuestra colección bibliográfica general, de igual manera invitamos a nuestros usuarios a visitar la exposición “Garmendia se lee en tinta” visitando nuestra colección de Libros Raros y Manuscritos ubicada en el nivel AP2 del cuerpo de servicios donde podrán apreciar más de 40 libretas y cuadernos con anotaciones y apuntes escritos a mano y mecanografiados por el autor de Los pequeños seres a quien honramos al cumplirse 90 años de su nacimiento.
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