LA BIBLIOTECA Y SU GENTE «Una colección con dos nombres»

15 marzo, 2017

Dos años después de la muerte de Pedro Manuel Arcaya, su extraordinaria biblioteca conformada por más de 150 mil volúmenes y 34 mil títulos escritos en diversos idiomas, entre los que destacan temas de historia, derecho y literatura junto con el mobiliario, fue donada por su familia al Estado venezolano. Inicialmente, dicha colección fue asignada al Instituto Nacional de Bellas Artes, Inciba, luego al Consejo Nacional de la Cultura, Conac y el 27 de noviembre de 1990 la Colección Arcaya llegó al Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y de Servicios de Bibliotecas, donde se encuentra actualmente.

Pedro Manuel Arcaya, abogado, historiador, político, académico y diplomático venezolano nació en Coro, estado Falcón en 1874 y falleció en Caracas en 1958; a los once años de edad recibió su primer libro por ser el mejor estudiante de su curso; un poemario que marcó el inicio de la creación de su biblioteca personal. Su sabiduría y prestigio como hombre de leyes y letras, fueron creciendo a la par de su biblioteca, que para el momento de mudarse a la capital superaba los 10 mil ejemplares, por lo que en 1920 mandó a construir un espacio apropiado para sus libros, en la urbanización Los Laureles de El Paraíso.

Hasta esa sede, y con 22 años, llegó a trabajar como obrero José Arcángel Guillén, un joven aficionado a los libros que mostró gran interés en conocer dicha biblioteca, en sus ratos libres hurgaba en ellos, disfrutaba limpiándolos y ordenándolos, actividad que lo llevó a convertirse poco a poco en un referencista especializado de esa colección, a la que acompañó por más de 40 años. Es decir, la colección llegó a la Biblioteca Nacional con sus muebles y su referencista particular. Nadie la conocía tan bien como él. El señor Guillén se encariñó y se apropió de tal forma de los libros del doctor Arcaya, que casi podría afirmarse que esta colección tenía dos nombres, algunos hasta bromeaban al encontrarle parecido físico con el doctor Arcaya. Era impensable investigarla o conocerla, sin la experta ayuda del señor Guillén, quien era capaz de localizar de manera rápida y eficaz cualquier título, casi a la par del catálogo automatizado. Por suerte, con el correr de los años, algunos de sus compañeros referencistas se fueron nutriendo con la experiencia de Guillén y la sabiduría contenida en los 34 mil títulos de la Arcaya.

El pasado lunes 13 de marzo recibimos la triste noticia de que el señor Guillén nos había dejado para siempre. No así su legado, su generosa sonrisa, su amabilidad y caballerosidad, su permanente disposición a atender las demandas de las y los usuarios que le requerían. Un referencista conocedor de su colección, y cordial en el trato a propios y extraños que concurrían a visitar una de las joyas de la Biblioteca Nacional, consultada por importantes personalidades e investigadores, quienes gracias a Guillén descubrieron en ella algunos ejemplares difíciles de encontrar en otro lugar del mundo. José Arcángel Guillén Blanco nació en Chiguará estado Mérida, el 23 de febrero de 1954, y desde el 16 de agosto de 1977 ofreció sus servicios en la Biblioteca Nacional, donde recibió diversos reconocimientos y fue ascendido en varias ocasiones. Se lleva una incalculable sabiduría. Nos deja el imborrable recuerdo de su amistad y un intachable ejemplo de buen servicio.

JUFANY TOLEDO

http://ciudadccs.info/la-biblioteca-gente-una-coleccion-dos-nombres/

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