El primer libro impreso en nuestra tierra nació en tiempos de revolución

23 mayo, 2017

Periplo y curiosidades del Primer Libro venezolano

Texto:Renny Marrero/ Foto:Ronald Montaño / Prensa IABNSB 23/05/2017

Reseña bibliográfica

Calendario Manual y Guía Universal de Forasteros en Venezuela para el año 1810

Autor/ Editor : Andrés Bello Caracas, Venezuela 1810, 70 páginas

El sol entraba en Aries y la luna llena se refugiaba en Libra, La verdad y la justicia posicionándose en sus casas según los entendidos en materia de astrología… corría el convulsionado año de 1810 y en la Capitanía General de Venezuela se movían entre conspiraciones de tabernas y encuentros clandestinos hombres y mujeres inspirados por las ideas libertarias que llegaban de Francia no sólo a través de viajeros ilustrados sino a través de poderosos cargamentos de papel y tinta, es que siempre que de revoluciones se trata emerge la figura del libro como el más peligroso conspirador, estandarte y poderosa arma de construcción.

Con Real y medio…

Entre esos hombres ilustres, formadores de Repúblicas se encontraba para entonces el maestro Andrés Bello quien en calidad de editor se diera a la tarea de recopilar información variada proveniente de todas las provincias que conformaban la Capitanía General de Venezuela con la intención de crear un Manual y Guía para los forasteros, para ello echa mano de la Imprenta Gallagher y Lamb ubicada en Caracas, en la calle La catedral donde funcionara desde 1808, cabe destacar que la primera publicación de esta imprenta fue La Gazeta de Caracas, pequeño periódico cuyo precio fue de real y medio.

De tal manera que es desde las páginas de La Gazeta de Caracas el 27 de octubre de 1809 que se dan adelantos al público caraqueño de lo que sería el innovador Calendario Manual que estaría compuesto por un almanaque civil, astronómico y religioso, un computo eclesiástico, fiestas móviles, jubileos, épocas memorables del mundo, de América, la Provincia y su gobierno así como una cronología de sus gobernadores y Capitanes Generales, el Calendario Manual resultaría una practica guía para aquellos viajeros de ultramar aventurados a conocer la Provincia de Venezuela, pero la historia tenía dispuesto un giro no muy inesperado para esta Tierra de Gracia…

De las manos de un negro

La historia alecciona desde lo irónico dándole a algunos hechos características de presagios, fue el día 5 de enero de 1810 que la Gazeta de Caracas informa con gran efusividad el pomposo título de la obra que se convertiría en el primer libro venezolano, el impreso se titularía »Calendario Manual y Guía Universal de Forasteros en Venezuela para el año 1810 » anuncia al mismo tiempo que la mitad del ejemplar estaba lista e impresa, sin embargo; y acá entra la ironía a jugar con la rueda de la historia, la muerte del esclavo que hacía las veces de operario de la imprenta de Gallanger y Lamb complicaría el proceso de publicación del libro.

Fue este esclavo desconocido haciendo girar el torno de la máquina quien iba fijando en el papel los caracteres, fueron sus manos hábiles en el oficio las que conocían esos gajes del oficio propios de quienes a fuerza de costumbre terminaban conociendo los trucos y mañas del invento de Gutenberrg y fue su muerte la que atrasó la publicación hasta que debido a los sucesos del 19 de abril de 1810 se paralizó el proyecto siendo dos meses después el 2 de junio de ese mismo año que se publica el Calendario Manual.

Calendario Manual y Guía Universal de Forasteros en Venezuela, primer libro de la naciente Patria venezolana fue puesto en venta en la tienda de Don Manuel Franco ubicada en la Esquina de la Torre, tuvo que ser vendido a mitad de precio ( 6 reales) debido al atraso en su publicación y a lagunas de espacio tiempo en referencia con los acontecimientos socio políticos de aquel convulsionado año.

Curiosidades de un Manual

La publicación de este Calendario pretendió modernizar a la Capitanía General de Venezuela y ponerla a la par de las naciones cultas registrando parte de su historia y cultura ante sus visitantes extranjeros, es decir que su móvil fue cosmopolita.

Una de las razones por las que Andrés Bello en calidad de Editor en jefe del Calendario Manual no pudo hacerse de las informaciones provenientes del resto de las provincias fue el tenso ambiente político de aquellos últimos dos años en los que gobernadores de Provincia se cuidaban de emitir opiniones que pudieran ser consideradas subversivas.

Los redactores incluyeron casi a última hora un fragmento en que se saludaba el sobrevenido nuevo orden político de las cosas, es decir con disimulo pero con gracia se celebrara la declaratoria de Independencia con que la junta Suprema de Caracas proclamaba su voluntad de romper su condición de súbditos ante la Corona española, recordemos que la Gazeta de Caracas, en la que se fuera anunciando cada progreso del proyecto de Calendario, fue ante todo un órgano divulgativo de las ideas Realistas.

En el Museo Británico de Londres se encuentra un ejemplar de este Calendario Manual y Guía Universal den Forasteros en Venezuela para el año 1810, el mismo fue adquirido por el »forastero» James Mudie Spence quien nos visitara entre 1871 y 1872, es decir 60 años después de su edición, al parecer, después de todo de manos del señor Spence el Calendario logró su cometido de mostrarnos ante el mundo…

Finalmente, propios y extraños pueden curiosear este valioso testimonio histórico en la Colección Libros Raros y Manuscritos del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y Servicios de Biblioteca IABNSB hacerlos es encontrarnos con un poco de nuestra historia que, esa que desde el anonimato fueron ensamblando héroes desconocidos como aquel esclavo sin nombre cuyo trabajo manual hizo posible la existencia de este impreso y cuya muerte interrumpiendo su publicación podemos interpretar como el grito de rebeldía ante la opresión que ya se dejaba oír no sólo en Venezuela sino en la región latinoamericana pues en septiembre de 1810 estalla El Grito de Dolores iniciándose la Guerra de Independencia de México y por allí andaba el libro involucrándose en esos andares…