Ensayo sobre el duelo ¡No queda sino batirnos! Un completo estudio sobre las formas y maneras de cobrar ofensas

26 junio, 2017

Texto: Renny Marrero/ Foto: José Chacón / Prensa IABNSB 21/06/2017
«No le pidas clemencia a quien te quita la vida, y no se la quites a quien te la pida».
Capitán Alatriste
Quienes hemos tenido la invalorable oportunidad de disfrutar de las caballerescas Aventuras del
Capitán Alatriste, personaje creado por el ingenio del escritor español Arturo Pérez Reverte hemos
leído en más de una oportunidad aquella famosa frase »No queda sino batirnos» -¿Batirnos contra
quién, don Francisco?- pregunta el Capitán Alatriste a Don Francisco de Quevedo y éste le respondería:
»Contra la estupidez, la maldad, la superstición, la envidia y la ignorancia …Que es como decir contra
España, y contra todo».
Ese término »batirse» se refería en las intrigantes aventuras, al enfrentamiento a punta de espada por
parte de caballeros y mosqueteros contra corsarios y otros enemigos, unas veces vencían los villanos,
otras los buenos, pero siempre quedaba la sensación de que el duelo era un acto de valor y heroísmo.
Por lo general estos enfrentamientos eran llevados a cabo para lavar la honra propia o la de alguna
dama ofendida, dichos combates por el honor y la justicia que mantenían cautivo al lector se
presentaba como algo muy romántico y una demostración de valentía y orgullo en esos mundos de
ficción literaria, por eso llama la atención saber que estas formas de enfrentamiento denominadas
duelos no sólo tuvieron parte en la realidad sino que contaron con todo un reglamento a seguir, una
muestra de estos manuales forma parte de la Colección de Libros Raros y Manuscritos del IABNSB se
trata del folleto “Ensayo sobre el duelo” autoría del Conde de Chateauvillard, edición traducida y
arreglada por Eligio Dufoo y publicada por la tipografía Espinal e hijos en Caracas, año 1890.
El libro comienza con un prefacio del autor en que detalla que la obra tiene por objeto regular las
formas en que, llegado el momento exista la necesidad de »arriesgar nuestra vida para librarnos de una
injuria» por ello el procedimiento para enfrentar la impronta debía estar de antemano regularizado
»según las formas del decoro propio» señala el autor, cualquier sarcástico podría argumentar que se
trataba pues de reglas para matarse con mucha educación pero al revisar un poco más su contenido nos
daremos cuenta que, no siempre el duelo significaba muerte y de hecho estaban tipificados varios tipos
de enfrentamientos, por eso en su prólogo Eligio Dufoo señala que » No son las balas ni las espadas las
que matan, sino los testigos( padrinos) que no saben su deber».
Al parecer el Conde de Chateauvillard fue un experto conocedor de esta materia, así lo devela el
contenido general de su obra : La ofensa .-Naturaleza de las armas.-De la provocación y el duelo.– De
los testigos y sus deberes en general.– Duelo a espada o florete.– Duelos a pistola.– Duelo a sable.–
Duelos excepcionales.– Duelo excepcional a pistola con distancia más aproximadas.– Duelo
excepcional a pistola con una sola arma cargada.– Duelo excepcional a pistola sin interrumpir la
marcha y en línea paralela.– observaciones sobre los duelos.– Observaciones sobre el duelo a espada.–
Observaciones sobre los duelos a pistola.– Observaciones sobre los duelos al sable.– Observaciones
sobre los duelos excepcionales.- Código penal vigente ( para la época ) son los capítulos que componen
este ensayo.
“Por quítame esta paja”
La palabra duelo deriva del vocablo duellum, que en latín clásico se escribía bellum (guerra) su
práctica para la búsqueda de desagravios tuvo auge en la Europa del siglo XV hasta comienzos del XX
pasando a América como parte del mestizaje cultural, estudiosos en materia de historicidad bélica
rastrean su origen en las justas o torneos medievales en que caballeros de lanza en ristre se lanzaban,
no contra molinos como el Quijote, sino a mortales encuentros por honor y venganza, pero a medidas
que se presentaban dichos enfrentamientos su proceso fue siendo ritualizado y los aspirantes a
contendientes se vieron obligados a cumplir ciertas normas como el uso de padrinos o testigos
encargados de los preparativos y cada fase del duelo.
El duelo era pedido por voluntad de una de las partes —el desafiante— para cobrar un insulto u ofensa
a su honor , »exijo una satisfacción» era la frase clave que podía llegar a poner en juego la vida de los
involucrados, aunque no siempre el objetivo era matar al oponente, sino lograr la reivindicación del
honor; por eso hay que distinguir entre los duelos mortales y los de prueba de combate.
La mayoría de las sociedades en la época medieval no condenaban el duelo; por el contrario al
victorioso se reconocía como un héroe y no como un asesino, además ascendía de estatus social, el
primer código de duelo (Code duello) apareció durante el renacimiento italiano y el primero en ser
formalizado a nivel nacional fue el francés. A pesar de esta aceptación social el duelo fue considerado
como un acto ilegal y duramente criticado por autoridades civiles y eclesiásticas, llegando a ser
ilegalizado en las primeras décadas del siglo XX por considerarse como un delito ( asesinato en primer
y segundo grado).
Cabe destacar que el duelo fue visto como un gesto de honor, por lo general sólo los aristócratas o
adinerados participaban de ellos, pues se involucraba la defensa del apellido y prestigio familiar así
como la posición social y por lo tanto, era la clase alta la calificada para realizarlo.
También existían gestos y frases que activaban automáticamente el desafío, por ejemplo un caballero
insultado por un plebeyo, no lo retaba a duelo, sino que le infligía algún castigo físico u ordenaba a sus
sirvientes o lacayos la aplicación del mismo. En algunos países, en especial de origen anglosajón, el
reto era realizado públicamente con el golpe de un guante en la cara del oponente o se dejaba caer el
guante ante los pies del desafiado quien lo recogía si aceptaba; desde entonces ha perdurado el dicho
popular -»Al que le caiga el guante»…- para indicar que alguien respondía a la provocación de un
retador. En Latinoámerica se registró una forma bastante particular de desafiar consistente en poner
una hebra de paja, pañuelo o cualquier otro objeto en el hombro y retar al contrario a tumbarlo, de allí
el »por quítame esta paja».
Curiosidades
Algunos duelos famosos fueron el protagonizado por el entonces senador Salvador Allende y Raúl
Rettig el 6 de agosto de 1952 se sabe que aunque dispararon a matar ambos fallaron, ese fue el último
duelo de honor registrado en Chile.
Tristemente célebre resultó el preparativo del duelo entre Germán Papini Zas y Federico Ferrando en
1901. Ferrando resultó asesinado accidentalmente por su amigo el escritor Horacio Quiroga mientras
limpiaba la pistola que se utilizaría en el duelo, Quiroga sería su padrino en dicho enfrentamiento,
durante mucho tiempo en Uruguay se utilizó la frase »A ese lo apadrinó Quiroga» para referirse a una
persona víctima de la mala suerte.
El cantautor mexicano Antonio Aguilar popularizó el corrido »El hijo desobediente» basado en la
historia de un reto a duelo que según las creencias se presentó a las afueras del templo parroquial del
municipio de Linares, Nuevo León, donde un arriero desobedeciendo las advertencias de su padre de
respetar el día domingo, quiso batirse en duelo, cayendo muerto antes de que su rival disparara.
En 1816 durante la Expedición de Los Cayos en Haití el Coronel Mariano Montilla retó a duelo al
general Simón Bolívar Jefe de los ejércitos patriotas, el enfrentamiento no se llevó a cabo gracias a la
mediación de otros generales.
Por suerte la legislación de nuestras sociedades ha suprimido esta práctica y la justicia ya no se toma
por mano propia sino a través de leyes y tribunales,aún así no deja de ser interesante la lectura de este
material que muestra los códigos de conducta que se observaban en otros tiempos para resolver ofensas
a la moral, invitamos pues a conocer esta interesante obra titulada “Ensayo sobre el duelo” publicada
en 1890. La misma puede ser consultada por investigadores y curiosos en la Colección Libros Raros y
Manuscritos ubicada en el nivel AP2 del cuerpo de servicios del IABNSB bajo la cota LR CAJ0012.

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