El musicólogo Ignacio Barreto presentó el proyecto educativo del compositor José Ángel Montero

2 octubre, 2018

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Al cumplirse 186 años del nacimiento de uno de los más prolíficos compositores del Siglo XIX, en la Biblioteca Nacional se disertó sobre su propuesta de creación del Instituto Musical Venezolano

Texto: Jufany Toledo / Fotos: Jufany Toledo y Adianez Gutiérrez / Prensa IABNSB

Con motivo de cumplirse 186 años del nacimiento de José Ángel Montero, considerado uno de los más importantes compositores de la Venezuela del siglo XIX, el musicólogo Ignacio Barreto, director general de la Biblioteca Nacional, ofreció una conferencia sobre la creación del Instituto Musical Venezolano, un proyecto educativo que Montero le presentara al entonces presidente Antonio Guzmán Blanco.

La actividad se llevó a cabo en la sala de proyecciones del Archivo Audiovisual de Venezuela, donde se resguarda el documento autógrafo del músico criollo, fechado el 20 de abril de 1876, el cual forma parte del “Fondo Montero” o biblioteca particular, adquirida por la Biblioteca Nacional en 1939, durante la gestión del poeta Enrique Planchart.

Barreto, quien se ha dedicado a la investigación musical y al análisis documental de las colecciones que sobre música existen en la institución, explicó que dicho proyecto tenía como finalidad la formación, capacitación y mejoramiento profesional de músicos ejecutantes de alto nivel, para el desempeño musical en teatros, templos y bandas militares; así como también, el establecimiento de una tipografía musical para la edición de obras, tanto nacionales como extranjeras, que permitieran enriquecer el repertorio de la escena musical venezolana.

A lo largo de la conferencia, el investigador fue develando el cuerpo del proyecto, que consta de cuatro partes: (I) La justificación y antecedentes; (II) el desarrollo del proyecto; (III) Apuntes para el Reglamento del Instituto Musical Venezolano y (IV) la propuesta del Decreto para su creación. Cada una de ellas, deja al descubierto como verdad irrefutable que además de compositor y docente, Montero fue un verdadero gerente cultural. En su propuesta, logró sintetizar la situación musical del país y presentar la opción de actividades de auto-gestión, como la de abrir un campo laboral en calcografía musical, para fines de impresión y publicación y además sustituir las importaciones.

En ese sentido, Barreto detalló: “En su proyecto -Montero- defiende abiertamente la preparación que tenían los músicos locales, para encargarse de la formación de nuevas generaciones.Esta visión incluye la creación de una biblioteca musical, a objeto de no tener que estar importando textos ni obras de autores extranjeros,  para promover la producción nacional; así como también un proyecto editorial, el cual logró materializarse a través de una gaceta denominada “El Arte Musical”, de la cual vieron luz dos ejemplares sucesivos, publicados el 15 de enero y el 15 de febrero de 1878, respectivamente, con el eslogan El cultivo de la música es uno de los signos que más caracterizan la civilización de un país”.

 

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Del análisis a ese proyecto –agrega el musicólogo- se desprende que no solo estamos en presencia de uno de los más connotados compositores del siglo XIX, autor de muchas obras de renombre, sino de un gran nacionalista, pues daba una gran valoración a los músicos venezolanos, expresaba la necesidad de sistematizar la historia de la música en Venezuela y proponía la democratización y la gratuidad de la educación musical, la cual debía impartirse desde las aulas de clases.

El Compositor

José Ángel Montero, nacido en Caracas el 2 de octubre de 1832 y heredero de un extraordinario legado musical, fue nieto del organista y violinista Dionisio José Montero e hijo del músico José María Montero, quien le daría sus primeras clases. Sin embargo, su mayor formación musical la adquirió de forma autodidacta. Estudió a grandes compositores europeos como Verdi, Donizetti y Rossini, entre otros, y aprendió a tocar varios instrumentos de viento y de cuerda, destacándose como violoncelista y flautista.

Muere el 24 de agosto de 1881, a los 48 años de edad, tiempo durante el cual compuso 16 oberturas, 45 marchas y numerosas piezas de salón. Como maestro de capilla de la Catedral de Caracas, fue autor de varias obras religiosas; además de zarzuelas, valses, danzas, contradanzas, merengues, polcas, un concierto para bombardino solista y la música para la ópera Virginia (1873), la primera hecha en Venezuela, cuyos manuscritos y el programa de mano de su estreno forman parte del Fondo Montero de la Biblioteca Nacional.

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